El terrorismo yihadista también se combate desde los laboratorios. El grupo de investigación de síntesis molecular de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche ha conseguido dar con un compuesto molecular que puede utilizarse como detector de explosivos elaborados con productos oxidantes. Concretamente, este compuesto creado por el equipo del científico Fernando Fernández es capaz de detectar el explosivo casero que han utilizado los terroristas yihadistas en sus últimos atentados en Europa.

Hacer un compuesto de la nada es complicado, pero trabajar sobre los ya existentes para buscar nuevas propiedades puede servir, como se ha dado en el proyecto realizado en el campus de la UMH de Elche, para dar con utilidades hasta ahora desconocidas para algunas materias cuando se mezclan unas con otras.

Así lo explica el director del grupo de investigación de Síntesis Molecular de la UMH, Fernando Fernández, que asegura que el trabajo consiste en coger moléculas con propiedades y mezclarlas con otras con el objetivo de sumar sus propiedades. Esta fórmula no siempre lleva al éxito, pero cuando se consigue pueden darse resultados como el que ya ha obtenido el equipo de la UMH, al obtener con moléculas que sirven como detectores del explosivo TATP, más conocido como peróxido de acetona o «La madre de Satán».

El equipo de investigadores de la UMH ha trabajado en colaboración con la Universidad de Burgos, y, a día de hoy, el compuesto que han descubierto ya ha sido patentado. El siguiente paso, para que pueda ser utilizado en la lucha antiterrorista, es que la inversión privada se fije en él y desarrolle un sistema que utilice las moléculas creadas en el laboratorio de la UMH.

El laboratorio que dirige Fernando Fernández trabaja con moléculas especiales, las conocidas como moléculas perilenodiimidas que tienen un color intenso rojo y naranja, y que son diferentes a la que suelen utilizar habitualmente, que son amarillas o blancas. Una de las propiedades de las moléculas que usan los investigadores del campus de Elche es su foforescencia, ya que emiten luz con mayor intensidad cuando son iluminadas. Son como las que se utilizan, por ejemplo, en las señales de tráfico, para que no pasen desapercibidas para los conductores.

Estas moléculas también tienen propiedades físicas, y pueden utilizarse como conductores de electricidad. Propiedades a las que, una vez trabajadas en el laboratorio, se une la de ser capaces de detectar un explosivo muy peligroso, y que suele ser elaborado de forma casera, y que apenas de utiliza por su poca estabilidad, ya que la mínima inestabilidad en su proceso de elaboración y traslado puede provocar su explosión.

Los investigadores empezaron a trabajar en este proyecto con el objetivo de dar con moléculas que en presencia de otras produjeran un estímulo, como un cambio de color o flourescencia. Se probó con mercurio, oro, ácidos y varios agentes oxidantes. Utilizar sustancias de este tipo frente a factores oxidantes provoca una reacción fluorescente. El peróxido de acetona es un explosivo compuesto por ácido sulfúrico, peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) y acetona. También pueden utilizarse otros ácidos fuertes como ácido clorhídrico para catalizar la reacción.

En definitiva, se trata de productos que son fáciles de conseguir para fabricar el explosivo de forma casera. Un motivo por el que es muy utilizado por los terroristas yihadistas a lo que, apuntan los expertos, no les importa perder la vida manipulando este tipo de explosivos, y que ahora puede ser detectado.

No obstante, insiste Fernando Fernández, ahora queda pendiente contar con un sistema que, haciendo uso de la materia fabricada en los laboratorios universitarios, sea capaz de detectar la presencia de este tipo de explosivos para luchar contra el terrorismo.