A vueltas con la hormiga en la Dama. El revuelo que generó este verano un insecto tras colarse en la vitrina del busto íbero en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) todavía sigue trayendo cola, en un momento que coincide, además, con las últimas negociaciones para conseguir una cesión temporal a corto plazo. Lo último es que el Gobierno central se ha defendido de las hormigas, y ha ido incluso más lejos. Ha reivindicado las instalaciones museísticas de Madrid como la sede «idónea» para garantizar la conservación del busto íbero.

En una contestación por escrito al senador de Compromís, Carles Mulet, que elevó al Ejecutivo de Rajoy su preocupación por lo que se convirtió en uno de los misterios del verano, el Gobierno se ha pronunciado. Describe el episodio como «un incidente excepcional» y defiende que los protocolos de conservación preventivos no fallaron. Es más, advierte que ocurrió al contrario, que se pusieron en marcha y que «funcionaron correctamente».

Igual que ya lo hiciera el MAN tras el incidente, el Gobierno central argumenta que la principal hipótesis es que el insecto se colara a través de la bandeja empleada para colocar sales de sílice con la finalidad de mantener constante el nivel de humedad.

Tras tratar de justificar lo ocurrido, desde el Gobierno central también enumeran las medidas emprendidas con la Dama de Elche. Comenzando por el cierre de la bandeja y las comprobaciones realizadas sobre el busto para verificar que no ha sufrido daños y que se encuentra en «perfectas condiciones de conservación».

A estas actuaciones se suman otras como las inspecciones extraordinarias realizadas en el resto del museo, para detectar que se trataba de una incidencia aislada, además de incrementar el sistema de control de plagas en el edificio, tal y como defendieron en el escrito realizado a Mulet.

Con todo ello, y tras echar balones fuera y alegar que en cualquier institución siempre hay un «mínimo porcentaje de una circunstancia imprevista o accidente», el Ejecutivo de Rajoy pasa a elogiar las bondades del MAN.

No solo defiende su papel como «representación de los pueblos y culturas» o como «seña de identidad del conjunto de la arqueología española tanto en el marco nacional como en el internacional», sino que aduce la importancia su permanencia en su sede actual. «Es en este ámbito donde la Dama de Elche cobra sentido como referente de la cultura ibérica», apuntan en el escrito. No en vano, también argumentan la proyección que tiene el busto íbero en Madrid, donde recibe 500.000 visitantes anuales. Con esta manifestación, la Administración central no especifica si cierra la puerta a una cesión temporal, pero sí que se posiciona, a favor de la conveniencia de que la Dama de Elche permanezca en el lugar que está. Algo que, no obstante, para el senador Carles Mulet, deja claro que el Gobierno no tiene intención de «devolver» la Dama a Elche.

Mulet, además, incidió ayer en que «es incongruente afirmar que no fallaron los protocolos de seguridad y, al mismo tiempo, confirmar la presencia de la hormiga dentro de la urna, afirmar que se cumplieron a rajatabla los parámetros que impiden que, en ningún caso, se pueda dar la presencia de insectos en las vitrinas en las que se conservan bienes culturales, y estemos hablando de un caso en el que se ha dado». Además, se mostró contrariado porque el Gobierno no ha contestado a la pregunta de cuantos incidentes de este tipo ha sufrido el MAN en los últimos años.

Todo ello llega después de que hace una semana, técnicos del Museo Arqueológico Nacional y del Ayuntamiento ilicitano acordaran, en una reunión en Madrid, trabajar conjuntamente en los proyectos museográfico y museológico para presentárselos al Gobierno central y respaldar así la cesión temporal.