Ni una ni dos, sino tres fueron las celdas que destrozó un preso a finales de 2014, cuando se puso en evidencia la falta de seguridad del depósito judicial de la Policía Local de Elche. Una patada le bastó para derribar, literalmente, la reja de una de las habitaciones destinadas a albergar a los detenidos en la Jefatura de la Policía Local. Previamente, ya había pasado por otras dos celdas. En una, rompió parte de la instalación de fontanería, se hizo con una plancha metálica y un tornillo, y las usó como armas para amenazar a los agentes. En la otra, comenzó a propinar golpes en las rejas y rompió uno de los anclajes.

¿El resultado? A la tercera, fue la vencida y quedó el libertad. Al menos en lo que respecta al pasillo donde se concentran todas las celdas, que a su vez está protegido por otra reja.

Los destrozos fueron cuantiosos, ya que al derribarse la reja se llevó por delante parte de la pared. Desde entonces, el depósito judicial ha estado cerrado y sin uso, sin que se le haya dado una solución por parte de las administraciones. Ahora, con esta nueva reivindicación, los sindicatos policiales esperan que se tomen cartas en el asunto y que se revierta una situación que se ha prolongado durante demasiado tiempo sin que se busque una alternativa.