La vetiveria como una solución para frenar la erosión de taludes y también como descontaminadora de entornos degradados, como campos de tiro o antiguas zonas industriales. Esto es lo que está buscando la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche en un proyecto que está desarrollando con la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente. El primer paso de esta iniciativa es estudiar la viabilidad del uso de este matorral poco conocido para prevenir la ruptura de los suelos que hayan sufrido ya un deterioro previo. La vetiveria es una especie vegetal especializada en la lucha contra la erosión en zonas periforestales y su estudio forma parte de un programa que está financiado por empresas que forman parte del sector, como Projar y Foresma SL.

La especie de matorral protagonista de este proyecto procede de la India, puede adaptarse a las condiciones ambientales de la zona y no es invasiva, por lo que no existe el riesgo de colonización. Su sistema de raíces es muy poderoso, ya que puede llegar a superar los dos metros de longitud, lo que le permite fijar el suelo con gran resistencia, algo que sería clave para ejercer de barrera física ante la ruptura de taludes que ya hayan sufrido un proceso de erosión previo.

Al frente de este proyecto se encuentra el responsable del Grupo de Investigación Aplicada en Agroquímica y Medio Ambiente de la UMH, Raúl Moral. «La vetiveria ofrece posibilidades interesantes y apenas ha sido utilizada en España. Es importante su uso porque permite sujetar suelos que estén en riesgo de erosión, a la vez que extraer metales», asegura el investigador. Su trabajo pasa por validar el comportamiento del matorral en autovías y en otros zonas en las que haya riesgo de arrastramiento por su sensibilidad a la lluvia.

El programa en el que están trabajando la UMH y la Conselleria está dividido en varias fases. Una de ellas consiste en hacer estudios de propagación y adaptación al medio forestal de la Vetiveria en el Vivero Forestal de Guardamar del Segura. En otra, se trasplantará en tres entornos especialmente degradados de Alicante, Almería y Toledo para hacer un seguimiento de su supervivencia vegetal.