Las máquinas excavadoras han regresado al Mercado Central para la tercera fase de las excavaciones, que serán determinantes, si no se da una nueva complicación, para verificar si el proyecto de un nuevo edificio y un parking subterráneo es viable. Tras dos catas arqueológicas anteriores -la primera en los Baños árabes (2013) y la segunda en el subsuelo del edificio (2016)- los nuevos trabajos han comenzado ahora en el entorno del inmueble.

La plaza de la Fruita es el escenario donde la firma adjudicataria del proyecto, Aparcisa, ha empezado a levantar el pavimento con una pala. Una tarea que se extenderá a todo el perímetro del Mercado para después desplazarse hasta la calle Ànimes.

Asimismo, los trabajos incluirán el estudio de las zonas que faltan por excavar dentro del propio edificio, tal y como confirmaron ayer desde la mercantil. Espacios como los aseos o los huecos del ascensor también serán sometidos a estudio. Sobre la profundidad de los trabajos arqueológicos, desde la firma no concretaron los metros, pero sí que aseguraron que centrarán en las zonas de afección del inmueble y del futuro aparcamiento subterráneo.

Asimismo, la empresa ya contempla la existencia de un refugio de la Guerra Civil en las proximidades del Mercado Central donde en los próximos meses van a realizar las excavaciones. Algo en lo que colectivos en defensa del patrimonio han incidido en los últimos meses por la importancia de poner en valor este legado, que forma parte de la historia ilicitana.

No obstante, ante la posibilidad de encontrar la entrada al túnel construido para protegerse de la contienda, desde la adjudicataria manifestaron su compromiso de respetar y conservar todos los hallazgos que puedan encontrarse en la zona, al igual que ocurrió con los Baños Árabes.

Alrededor de dos meses es el plazo que maneja la mercantil adjudicataria para dar por concluidas las excavaciones arqueológicas. Después, si reciben el beneplácito de la Conselleria de Cultura y Patrimonio, en caso de que los restos que salgan a la luz carezcan de suficiente valor como para ser protegidos, comenzarán los trabajos para derribar el inmueble. Una vez llegado a ese extremo, desde la empresa también lanzaron otro compromiso: empezar a dar plazos de la duración de las obras, con la pretensión de tranquilizar a los comerciantes de la zona. Y es que, precisamente, lo que parece haberse convertido ya en la historia interminable del Mercado Central ha acabado desesperando ya a los trabajadores de los establecimientos más próximos al inmueble y a los del centro, en general.

Hace seis meses, la adjudicataria lograba salvar el principal escollo de las excavaciones del subsuelo del edificio, después de que el Consell dictaminara que las catas arqueológicas estaban incompletas. En septiembre, los placeros resistentes en los puestos fueron desalojados por el Ayuntamiento, después de que la Generalitat diera el visto bueno a las terceras excavaciones.

Sin embargo, todo este proceso se remonta a finales de 2014, cuando el Ejecutivo local del PP adjudicaba a la mercantil el proyecto para levantar el nuevo inmueble, y hacer un aparcamiento y un centro comercial.