«Hay que trabajar el vínculo maestro-alumno y padres-hijos, porque, si no hay confianza, el joven no va a contar o va a contar después de muchos años que sufre acoso en las aulas», señala por su parte Lorena Campos, abogada, también mediadora y madre de tres alumnos en el centro público Princesa de Asturias.

Campos relata cómo en este mismo centro llevaban un tiempo sintiendo la necesidad, además de ser una petición de las propias familias, de consolidar y cohesionara toda la comunidad escolar. El colegio roza los 900 alumnos y siempre en la convivencia pueden surgir pequeños o grandes conflictos, no solo de acoso escolar.

«Entendemos que tiene que haber principios, límites y valores que gestionemos de forma distinta, así como consolidar vínculos y, en caso de que estén dañados, restaurarlos sin medidas coercitivas», indica la letrada, quien apunta que el hecho, por ejemplo, de que haya alumnos mediadores no es mala iniciativa, «pero tal vez volcamos mucho el peso de esa gestión en los niños».

La visión que tratan de trasladar con este taller, que fue consultado con la dirección del centro y con el claustro previamente, es que los conflictos pueden ser incluso entre docente-docente, padres-docente e incluso con el personal auxiliar de cocina, por lo que hay que mirar más allá. «Esta formación no sirve solo para el colegio, te la llevas puesta a casa», añade Campos acerca de un aprendizaje que puede ser el inicio de un proyecto mayor que se lleve a otros colectivos, a otros centros educativos y que suponga un plus añadido a todo el trabajo que se ha hecho ya en cuestiones como el bullying y la resolución de conflictos.