La batalla de huevos y harina que desde hace unos años se libra en el centro de Elche para celebrar la noche de Halloween volvió a hacer su aparición en la jornada del martes. Los antecedentes de otros años hicieron extremar la precaución, aunque lo cierto es que cada vez más jóvenes se apuntan a esta moda que sufren sobre todo los comerciantes del centro, principalmente en la calle Almórida y en los alrededores del Centro de Congresos. La afluencia fue mucho mayor que el año pasado, tal y como señaló el edil de Seguridad Ciudadana, José Pérez. Las cifras hablan por sí solas: 409 huevos incautados, 615 botes de espray intervenidos, tanto de pintura como de copos de nieve, ó 35 kilos de harina y 30 paquetes de bengalas. Todo este material se encuentra en la Jefatura de la Policía Local. Los dueños, en su mayoría menores, pueden pasar a recogerlos, si bien desde la Policía señalan que no suele ser habitual que se retiren. Por eso, pasado un tiempo, se donarán los alimentos a organizaciones benéficas. Inevitablemente, los huevos tendrán que tirarse a la basura por una cuestión sanitaria.

El motivo de que los huevos no puedan donarse es porque, al no poder certificar que no se hayan visto afectados al romper la cadena de frío, no se sabe si se conservan en buen estado, lo que hace peligroso su consumo. Sin embargo, los kilos de harina, una vez revisados que no hayan sido abiertos y manipulados, sí se pueden distribuir a comedores u organizaciones que dan alimentos a personas sin recursos. Así, al menos, podrá sacarse algo bueno de estas celebraciones que van creciendo cada año alrededor de la fiesta de Halloween, y que tan de cabeza traen a los comerciantes.

De hecho, aunque el dispositivo especial evitó en gran medida estas «guerras» de huevos y harina, las calles del centro amanecieron ayer con restos del día anterior. Portales y escaparates de la calle Almórida o la Plaça de Baix acumulaban por la mañana notables signos de estas luchas en la noche del martes al miércoles. Los comercios se prepararon durante la tarde del martes para lo que sabían que ocurriría, como sucedió en años anteriores. La mayoría de establecimientos, no en vano, vetó la compra de huevos, harina o vinagre a los jóvenes que, disfrazados, acudían para hacerse con estos productos.

Para poder incautarse del mayor porcentaje posible de material y que los jóvenes no esquivaran la presencia policial, muchos agentes patrullaron de paisano, acercándose a los grupos que cargaban las docenas de huevos y los kilos de harina. Por cada incautación se levantó un acta, con los datos de alguno de los menores, con el fin de facilitar su devolución si así lo solicitaban.

Sanciones

Lo que no se interpusieron, al menos por este motivo, fueron sanciones, en parte precisamente porque se trataban de menores de edad. Tampoco se registró ningún altercado de gravedad. Para quien sí se levantó denuncia fue para un comercio por vender alcohol fuera del horario permitido, ya que la ley establece que no se puede suministrar en supermercados alcohol a partir de las 22 horas.

El concejal de Seguridad aseguró que en la noche de Halloween no suelen registrarse un gran volumen de incidencias por alcohol, ya que las acciones se centran en estas pequeñas gamberradas con los huevos, la harina y el vinagre. Aun así, la Policía Local sí tuvo que atender a un menor por ingesta de alcohol. Tras llamar a sus padres, estos se hicieron cargo de él. DYA estuvo apoyando en materia sanitaria y en la atención a este adolescente.

Además, otro joven sufrió un corte en la pierna al caer de un banco en el Centro de Congresos, y el espray alcanzó en los ojos a otros dos adolescentes que disfrutaban de la fiesta. Sin embargo, las asistencias sanitarias también fueron menores que el pasado año. «Se notó mucho el dispositivo policial y la noche fue mucho más tranquila», trasladaron desde DYA.

Para evitar altercados, los agentes también intervinieron un bate de béisbol, una muleta metálica, una botella de lavavajillas, otra de salsa y una de alcohol, para evitar su consumo, entre otras cosas.