«Han sido muchos años y muchas esperas. Llevábamos oyendo hablar del proyecto de regeneración de San Antón 21 años. Por fin, tenemos las llaves», comentaba ayer Antonio Jesús Sola, a las puertas del nuevo bloque de 74 viviendas. Como él, tres vecinos más acababan de firmar las escrituras de sus pisos y se transformaban en los primeros inquilinos del proyecto de renovación del barrio ilicitano.

Con su mujer y con su padre, confesaba estar a punto de trasladarse a la nueva casa, después de haber vivido toda su vida en este enclave de la ciudad. Con tan solo 25 años, Alejandro García se convertía en el propietario más joven del nuevo inmueble. «Después de tanto trámite burocrático, de tantos años, nos venimos a un piso nuevo que tiene mucha diferencia con los antiguos», apuntaba ayer. El residente de las nuevas viviendas de San Antón relató ayer los tediosos trámites a los que se han tenido que enfrentar los vecinos y la incertidumbre generada ante los contratiempos que han ido surgiendo en este tiempo. Sin embargo, por encima de todo, se mostraba ilusionado y también agradecido con el Ayuntamiento. En su caso, el piso antiguo de San Antón en el que residía con sus padres, y con el que ha tenido la oportunidad de hacerse con uno nuevo, era propiedad de su abuela.

Para Ascensión Quiñones, otra vecina que ha vivido toda su vida en el barrio, la espera había merecido la pena. «El ascensor es lo que más falta me hace porque con las rodillas ya no puedo subir tanta escalera». Así lo relataba ayer esta mujer, aunque sin esconder cierta tristeza porque su marido no había podido ver hecha realidad la llegada de las nuevas viviendas, tras fallecer hace poco más de un mes. De cualquier manera, el entusiasmo por estrenar una nueva casa fue ayer el sentimiento que compartieron los vecinos tras una entrega de llaves que continuará en los próximos días hasta completar el resto de las viviendas del primer bloque.

A finales de los años noventa, el barrio de San Antón empezó a escuchar que el enclave iba a ser rehabilitado por las administraciones públicas. En el año 2014, se colocaba la primera piedra del proyecto. Ahora, después de quince meses desde que acabara de construirse este primer edificio, los vecinos ya han visto la luz.

El concejal de Urbanismo, José Manuel Sánchez, felicitó a los nuevos inquilinos tras acompañarlos a sus viviendas y resaltó que los edificios del barrio «han sido un proyecto pionero a nivel nacional, y las obras del segundo inmueble avanzan a buen ritmo». Durante todo este proceso, los inmuebles han sido calificados de Viviendas de Protección Oficial, tras las gestiones realizadas con la Generalitat Valenciana, con el fin de evitar la especulación con las mismas. El Gobierno central y el Consell han sido los encargados de costear dos terceras partes de las viviendas, mientras que los vecinos tienen que aportar el inmueble que dejan en San Antón y realizar un desembolso de entre aproximadamente 15.000 y 30.000 euros (IVA incluido), según los casos.

De momento, van a ser los propietarios de cuatro bloques antiguos los que van a tener la oportunidad, inicialmente, de estrenar una de esas nuevas viviendas, a cambio de entregar, eso sí, la suya propia, además de aportar una tercera parte del coste. Los pisos son de 45 y de 60 metros cuadrados, dependiendo de los casos, y todos ellos poseen caldera y aire acondicionado distribuido por todas las estancias.