«A veces los aspavientos y sobreactuar no contribuyen a favorecer lo que ha venido siendo un pilar central de este Gobierno, que es la seriedad y el compromiso con los ciudadanos». Con estas palabras se refería ayer el alcalde, Carlos González, a la reacción que tuvo Compromís el viernes tras la aprobación del vallado para realizar las catas arqueológicas del Mercado Central.

El regidor ilicitano devolvía así el mensaje a sus socios de Gobierno tras la última bronca escenificada por el edificio de abastos en la que Mireia Mollà acusó a los socialistas de «opacidad» y de falta de transparencia y de lealtad, hasta llegar a compararlos incluso con el Partido Popular. Si Compromís decidió marcar distancias con los socialistas hace unos días, ayer ocurrió al revés. El alcalde, que venía ya de mostrar su cara más crítica en el debate del estado de la ciudad contra la oposición, especialmente contra el PP de Mercedes Alonso, ayer tampoco se contuvo con sus principales socios de Gobierno. Implícitamente pidió ahorrarse a Mollà la actitud mostrada hace unos días cuando estalló sin ningún rodeo contra el PSOE. «Los aspavientos contribuyen en muy poco a la necesaria cohesión que considero imprescindible para generar confianza y seriedad para los ilicitanos y las empresas»,aseguró González.

El argumento al que recurrieron desde Compromís para evidenciar la nueva brecha con sus socios fue que no le gustaron las maneras que tuvieron para aprobar el cercado para realizar las excavaciones. Alegaron no haber tenido tiempo de estudiar el expediente -que no ha sido el de los más polémicos aprobados hasta ahora- para conocer a fondo sus detalles, pese a que en todo lo que se refiere al proyecto de consolidación del Mercado dicen que no.

Sin embargo, para el alcalde, que ya había anunciado en el debate que en la junta de gobierno local darían luz verde al vallado, ese dichoso expediente no fue más que «un puro trámite de escasa envergadura», por lo que no pareció entender la necesidad de ese cisma. De hecho, acabó quitando hierro al asunto y aseguró que es normal que haya cuestiones que se aprueban fuera del orden del día en las juntas de gobierno.

Sea como sea, el enésimo episodio con el Mercado Central ha acabado levantando nuevas ampollas en el seno del tripartito. Al menos, se ha dejado notar de forma más evidente entre el PSOE y Compromís, por las últimas réplicas y contra réplicas. Todo ello, teniendo en cuenta que hasta ahora ambas formaciones han defendido la existencia de una sólida cohesión del Ejecutivo local, por encima del choque de posturas por el edificio de abastos. No obstante, tras los últimos acontecimientos, tanto los de Mollà como los de González han acabado desmarcándose públicamente de sus compañeros de Gobierno, superado ya el ecuador del mandato, y a pocos meses de haber iniciado el nuevo curso político y también al estar ya más cerca de las elecciones municipales de 2019.

Las últimas desavenencias por el Mercado Central también han desatado las críticas de la oposición. Especialmente, las de Ciudadanos, que ha aprovechado para pescar a río revuelto y cargar contra el tripartito por las disputas internas y por la «parálisis» de la ciudad.