Una patrulla específica para controlar el exceso de ruido en las calles del centro con mayor concentración de locales. La Policía Local comenzará de forma inmediata a reforzar la vigilancia en las vías donde recientemente una sentencia ha puesto sobre la mesa la saturación acústica. El juez ha pedido al Ayuntamiento adoptar medidas en un plazo de tres meses y, aunque el Ejecutivo local ya ha preparado el recurso contra ese fallo judicial, sí que va a intensificar la presión sobre los locales de ocio nocturno.

De manera especial, una patrulla nocturna se encargará de supervisar los fines de semana el horario de retirada de las mesas y sillas de las terrazas, que no debe sobrepasar el límite de la una y media de la madrugada. También se ocupará de verificar si cumplen con las limitaciones municipales en cuanto al cumplimiento de los decibelios e insonorizaciones. No en vano, especial atención dedicarán los agentes de la unidad de calidad socioambiental de la Policía Local al ruido que se produce en la calle. Algo a lo que han insistido los vecinos últimamente, al igual que la Asociación de Afectados por el Ruido ha alegado en sus repetidas denuncias.

Pese a que ya se realizan campañas constantes en los establecimientos por parte de la Jefatura local cada fin de semana, en los próximos días está previsto que los agentes refuercen la vigilancia en la vía pública, junto a los locales, para evitar que se consuma fuera de las terrazas. También controlarán los actos incívicos para frenar que se den gritos. Y es que, de acuerdo a la normativa, se puede sancionar por vociferar en la calle, según apuntaron desde la Policía Local ilicitana.

Trasladarán este mensaje también a los porteros de los pubs para que no permitan beber en la calle. Una tendencia que, pese a estar prohibida por la ley, hace que el problema con el ruido que denuncian los vecinos tenga que ver más con las voces de la gente en plena calle que con la música del interior de las discotecas.

De cualquier manera, los agentes también pondrán el foco en que los porteros controlen la entrada y salida de los clientes a los negocios de ocio nocturno, ya que las puertas reforzadas no hacen efecto cuando se produce un goteo constante de gente entrando y saliendo del local y la música se oye en la calle.

En concreto, en los viales donde una patrulla específica pondrá la lupa son: Maestro Albéniz, Puerta de Alicante, San Vicente, San Francisco, San Agatángelo y el paseo de les Eres de Santa Llúcia. No obstante, la vigilancia también se extenderá al resto de locales de copas que hay repartidos por otras zonas de la ciudad. Asimismo, el Ayuntamiento se encargará de enviar notificaciones a los establecimientos para recordarles este tipo de normas y también para pedir su colaboración, con la intención de evitar las sanciones.

En la sentencia del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Elche, que todavía no es firme, se pide al Consistorio iniciar el procedimiento para declarar las calles con mayor concentración de locales de copas como zona acústicamente saturada y se reclaman medidas para reducir los niveles sonoros.

Sin embargo, el concejal de Aperturas, Carlos Sánchez, alegó que el Ayuntamiento va a recurrir la sentencia al considerar que ya se están realizando actuaciones para frenar el ruido. Entre ellas, la obligación de que los limitadores estén conectados a los pubs, las mediciones periódicas, así como el mayor control policial para evitar las voces en la calle.

«El problema está fuera y no dentro de los locales. Estamos revisando las acciones y manteniendo reuniones con los hosteleros en busca de un ocio responsable», señaló el edil de Aperturas.

Mientras, tras conocer la última sentencia a favor de los Afectados por el Ruido, desde la Asociación de Hosteleros de Elche reclamarán también al Ayuntamiento apoyos para defender los intereses del sector ante su preocupación por el fallo del juez. En la misma línea se posicionaron desde la Asociación de Empresas del Sector Servicios (Aesec), que ya han empezado a pedir concienciación a sus asociados del segmento de la hostelería para que requieran a sus clientes comportamientos cívicos, y, con ello, lograr conciliar el ocio y el descanso.