Un huerto histórico protegido por la Unesco, al situarse en el corazón del Palmeral Patrimonio de la Humanidad, que acapara todas las miradas. La finca que un día perteneció al industrial del calzado Miguel Hernández ha salido de la sombra tras décadas de abandono, que acabaron haciendo de este enclave uno de los mayores focos del picudo rojo. Un lugar que, también en el pasado, estuvo en el centro de la polémica con especulaciones sobre la construcción de un hotel.

Ahora, esa reactivación que comenzó en el mes de mayo por la boda de uno de los hijos de los actuales propietarios sigue, con la transformación de lo que fue una vivienda privada en un salón de eventos, de bodas, comuniones, bautizos y hasta producción de videoclips si cabe. El Hort de Nal ha recibido los informes municipales positivos para autorizar la actividad de restauración. Tal y como indicaron desde el Ayuntamiento, esta parcela es la única que quedaba, de acuerdo al Plan General vigente, de clave de uso hotelero en el centro. La empresa pidió el certificado de compatibilidad urbanística para verificar si era compaginable el uso de restauración con el suelo y recibió el visto bueno del arquitecto municipal. Asimismo, según el edil de Urbanismo, José Manuel Sánchez, los servicios técnicos también verificaron si la actividad solicitada en el histórico huerto podía chocar con las directrices del nuevo Plan Especial del Palmeral, que está en plena redacción, pero tampoco encontraron problema desde el punto de vista urbanístico. No en vano, el Ejecutivo local también requirió un informe a la Concejalía de Promoción Económica para evaluar el impacto dentro de este ámbito, con relación a los puestos de trabajo, y también ha obtenido luz verde.

De hecho, para este próximo domingo ya hay una fiesta de Halloween programada con la popular bloguera de Elche, Fátima Cantó, con cientos de personas.

Antes del verano, ante la sorpresa de muchos, la finca, vinculada a la familia Sánchez Agulló, dedicada a la industria del calzado, empezó a tener movimiento. Precisamente, fuentes municipales entonces confirmaron que técnicos municipales proporcionaron asesoramiento a los dueños en esa puesta en valor de la parcela, al tratarse de Palmeral histórico, y, por consiguiente, de una franja de especial protección.

La polémica volvía a estar servida, ya que en algunos círculos no vieron con buenos ojos que este lugar acogiera eventos por el impacto que podría tener para el Patrimonio de la Humanidad. Por el contrario, desde otros sectores lo vieron como un aliciente para evitar que este punto volviera a caer en el abandono y en el desarrollo de la plaga.

Sea como sea, esa suntuosa vivienda de la avenida de Candalix ya tiene un destino diferente al de su origen, cuando el arquitecto Antonio Serrano Bru diseñó en 1976 la casa. Ahora, la finca del Hort de Nal y Hort del Rosari ya se «vende» como un lugar emblemático, donde, entre sus muchos atractivos, también hay obras de arte del reconocido escultor Andreu Alfaro.