El tripartito ha autorizado las quemas agrícolas en las viviendas más cercanas al aeropuerto, donde Aena había realizado este invierno una petición de forma expresa al Ayuntamiento para extremar el control en esta zona y no entorpecer el tráfico aéreo.

Pese a que la directriz inicial era limitar esta actividad, pero no suprimirla, vecinos se encontraron hace unos meses con la prohibición municipal para hacer fuegos una vez que acabara la etapa obligada de restricciones, que llega en verano y se extiende hasta octubre. Sin embargo, tras las reivindicaciones vecinales, el Ejecutivo local ha trasladado, finalmente, a los vecinos de las pedanías de El Altet y Torrellano su disposición para conceder permisos y aprobar las quemas agrícolas. Eso sí, bajo unas medidas de seguridad extra.

Residentes de las fincas afectadas se han reunido en estas últimas semanas con representantes municipales para trasladarles la necesidad de obtener las licencias para prender los rastrojos y matorrales y, finalmente, han obtenido luz verde ante sus presiones.

El riesgo que pueden suponer las columnas de humo para los aviones llevó al Consistorio a principios de este año a incluir una modificación dentro del Plan Local de Quemas, que afectaba a más de 2.500 viviendas situadas en zona rústica, según contabilizaron desde el equipo de gobierno. Entre las medidas que se han trasladado ya a los vecinos es la obligación de comunicar las quemas a Aena, una vez que el Ayuntamiento aprueba el permiso, y también avisar al 112.

Y es que el Consistorio ya pudo comprobar que las quemas de restos de poda y de cosechas afectan a la irregularidad del área y la seguridad operacional del aeropuerto. Asimismo, precisa que en las operaciones de aterrizaje y despegue de las aeronaves comerciales y de la aviación ligera (avionetas u otras) se utilizan herramientas y reglas visuales para su orientación y manejo de operaciones.

Otro de los requisitos ya comunicados a los propietarios de las fincas ubicadas en ese perímetro restringido es la necesidad de mantenerse junto al fuego y no ausentarse en ningún momento hasta la extinción de las llamas y la finalización de la emisión de humos para no poner en riesgo al tráfico aéreo.