Como si se hubiera quedado suspendida en el aire. Así permanece desde hace ya nueve meses una urbanización de primera línea de playa en Arenales del Sol. Un fuerte temporal del invierno pasado se llevó todo el muro de contención de unos 100 metros de longitud de un residencial dejando la zona desprotegida y con riesgo de sufrir desprendimientos si se produjera un nuevo episodio de intensas lluvias. El conflicto lleva alargándose en el tiempo desde febrero por la falta de un acuerdo entre los vecinos y las administraciones públicas al tratarse de una zona en la que cualquier construcción tiene que pasar por los ojos del Servicio Provincial de Costas.

Desde entonces, la puerta de acceso que conduce a la playa ha quedado prácticamente «flotando», la acera se ha quedado descolgada y un enorme hueco ha quedado a la intemperie, provocando que este verano muchos se resguardaran del sol con el consiguiente peligro que entraña la zona. Mientras se producen las reparaciones, el área de Urbanismo del Ayuntamiento de Elche ha ido colocando algunas vallas para advertir de los riesgos.

Obligados a asumir el coste de la reparación de esos destrozos, los vecinos presentaron al Ayuntamiento un proyecto para construir un muro de escollera en la parte exterior de la parcela que limita con la playa. La intención de los propietarios fue levantar un muro más grueso que el original, con el objetivo de reforzar la zona y evitar que volviera a repetirse un nuevo episodio por las tormentas y las corrientes que suelen darse en la zona cuando hay temporales. Sin embargo, se toparon con las restricciones al tratarse de una zona en la que las administraciones tienen puesta la lupa.

El Consistorio requirió a los vecinos que las obras debían consistir en la conservación y mantenimiento de los elementos existentes. Debían ajustarse al proyecto original porque la construcción del muro solicitado se consideraba de un impacto elevado sobre el dominio público. Algo que generó el desacuerdo de parte de la comunidad de este residencial.

De esta forma, con toda la burocracia de por medio, la solución para poner en orden este muro también se ha visto suspendida en el tiempo hasta ahora. Sin tener más remedio que aceptar los requerimientos de las administraciones, el residencial de la avenida de San Bartolomé de Tirajana prepara ya un proyecto para tratar de ajustarse a las exigencias de los técnicos, con la vista puesta en obtener la autorización del Ayuntamiento y de Costas.

Los propios vecinos del residencial, residentes de Arenales y turistas han lamentado el estado de esta zona sin solucionar desde hace ya casi un año. Y es que, pese a ser una urbanización privada, usuarios de las playas han mostrado su preocupación por el riesgo de derrumbe o de accidentes en este enclave situado en pleno litoral.

En otras zonas de la costa de Arenales, la pérdida de arena a causa de los últimos temporales también ha ocasionado destrozos en baldosas y los vecinos han reclamado una intervención al Ayuntamiento.