Los problemas de limpieza han sido durante el debate del estado de la ciudad el denominador común de los discursos tanto de los representantes vecinales, como de la oposición. Ayer, el tripartito y el PP se enredaron por la contrata de la basura y la cuestionada prórroga del servicio realizada durante el mandato de Mercedes Alonso. El alcalde, Carlos González, anunció ayer, aunque sin concretar, medidas para mejorar el servicio en este año y medio que le queda a la actual contrata. Desde Compromís, Mireia Mollà, recriminó a los populares que prorrogaran el contrato con Urbaser sin pedir nada a cambio y enmarcó este asunto como uno de «los dardos envenenados» recibidos del anterior mandato del Partido Popular. Por su parte, el Partido de Elche también marcó como prioridad del equipo de gobierno la adjudicación del servicio de recogida de basura y de limpieza viaria antes de que acabe el mandato y en cuyo pliego de condiciones están ya trabajando los técnicos.

Ante las críticas recibidas por parte de los vecinos sobre la suciedad de las partidas rurales del término municipal, el presidente de la Corporación ilicitana calificó la contrata de «desfasada, agotada y mal planteada». Aprovechó para sacar pecho de las medidas impulsadas para mejorar el servicio, como el plan de baldeos semanales en barrios y pedanías; el aumento de los puntos de recogida y contenedores de reciclaje; o la puesta en marcha del servicio de recogida de aceite doméstico usado.

Durante el anterior mandato, el PP firmó una prórroga del contrato por un importe anual de más de 20 millones. El actual servicio se firmó en el año 2000 por 16 años y finalizaba en agosto de 2016. Pero, en diciembre de 2011, el entonces equipo de gobierno popular acordó prorrogarla por otros tres años más, hasta 2019.