Las críticas que las pedanías de Elche lanzaron en bloque al Ejecutivo local y los reproches de la oposición hacia la inactividad del tripartito se convirtieron ayer en un auténtico cóctel para hacer estallar al alcalde, Carlos González, durante la segunda sesión del debate de estado de la ciudad. El presidente de la Corporación municipal no se contuvo en la segunda ronda de intervenciones y paró los pies a Ciudadanos, o al menos así quedó escenificado, con el objetivo de marcar territorio y de dejar claro quiénes dirigen el Ayuntamiento. Más beligerante todavía fue con el PP de Mercedes Alonso, con un discuso sin cortapisas en contra de su anterior gestión como alcaldesa y de su actual papel en la oposición.

Los grupos políticos tomaron ayer la palabra en el centro social de Torrellano después de que las juntas vecinales del Camp d´Elx se revolvieran el día anterior contra el equipo de gobierno tras denunciar la falta de inversiones y de mantenimiento en las partidas rurales. Con las críticas todavía por digerir, el alcalde abrió la jornada con una enumeración de los logros alcanzados durante estos dos años de mandato en la política social, financiera y de empleo, sin olvidar las inversiones comprometidas de las administraciones públicas. Aprovechó para lanzar varios mensajes a las pedanías que sacaron los colores al tripartito anteayer. «El Gobierno municipal pisa la calle y conoce las pedanías», afirmó. Hasta ahí, todo según lo previsto en el guión.

Fue en el momento del turno de palabra de la oposición cuando se abrió la caja de truenos. Las tres fuerzas políticas cerraron filas y criticaron la «inactividad» de los inquilinos de la Plaça de Baix. Ilicitanos por Elche comenzó calificando de «fracaso» el mandato. Fue Fernando Durá, cuando se pronunció, como viene siendo habitual, en lugar de Cristina Martínez, quien cargó contra el Ayuntamiento. Pero la punta del iceberg llegó cuando Ciudadanos sacó pecho de su hacer en el Ayuntamiento y presumió, entre otras medidas, de la rebaja de impuestos pactada con el tripartito para el próximo año, como condición impuesta por la formación naranja a cambio de darles su apoyo para sacar adelante los presupuestos municipales. Tanto fue así que el portavoz de Cs, David Caballero, llegó a afirmar que su partido «marca la hoja de ruta de un equipo de gobierno en el que cada uno camina por su lado». Esa afirmación lanzada en mitad del debate del estado de la ciudad tensó las cuerdas en el seno del equipo de gobierno, hasta el punto de que no hubo reparos por parte de González en criticar, casi de forma inédita y ante el micrófono, a Caballero, al considerar que se había «excedido». Todo ello pese a estar a un mes de la aprobación del presupuesto de 2018, del que el tripartito pende de Ciudadanos al estar en minoría. El alcalde quiso diferenciar, públicamente, que una cosa es colaborar y otra es marcar la hoja de ruta del Ayuntamiento. «Eso lo hacen los concejales de este equipo de gobierno», defendió el primer edil.

La cosa terminó de ponerse tensa con las palabras del Partido Popular. Mercedes Alonso dirigió sus críticas hacia los presupuestos participativos, los barracones en los colegios, la falta de agua, el hotel de Arenales, el Mercado Central, la gestión en Turismo o la falta de nichos en los cementerios. Algo con lo que el regidor ilicitano acabó mostrando una de sus caras más beligerantes vistas hasta el momento. El alcalde explotó contra la exalcaldesa y criticó que «estaba faltando a la verdad», pero también lo hizo implícitamente contra los dos sectores del grupo municipal popular. Tiró de los «errores del pasado» y metió en la misma bolsa a los concejales que entonces -al igual que ahora- acompañaron a Alonso. «La culpa es de todos los que les reían las gracias y entonces le decían: sí, Mercedes», defendió en reiteradas ocasiones el presidente de la Corporación municipal. Muchos pensaron, entre otros, en Pablo Ruz. De hecho, en el debate tampoco faltaron los dardos del Ejecutivo y de Ciudadanos hacia la brecha interna del grupo del PP, dividido entre los de la exalcaldesa y los de Ruz, que no tomó la palabra, al estar esta misión encomendada solo a los portavoces. Del PSOE, Patricia Macià, también puso en relieve la estabilidad y las políticas del tripartito, al igual que lo hizo Mireia Mollà, en representación de Compromís y Jesús Pareja, del Partido de Elche.