Las pedanías de Elche fueron ayer al grano con el Ayuntamiento para pedir mejoras, pero también a la hora de reseñar las asignaturas pendientes y compromisos que todavía no han conseguido ver la luz. Representantes de las juntas municipales del Camp d'Elx cargaron contra el Ejecutivo local en la primera sesión del debate de estado de la ciudad, celebrado en Torrellano e impulsado, precisamente, por el tripartito, con la finalidad de someter a control de los colectivos la gestión municipal.

En sus intervenciones, los representantes de las partidas rurales reprocharon la falta de atención en sus históricas reivindicaciones y también hubo quienes reprobaron la escasez de inversiones en los últimos años. El mantenimiento de las instalaciones municipales y de la vía pública, así como la limpieza acapararon las críticas de los portavoces de los vecinos. El refuerzo de la presencia policial también fue uno de los reclamos más sonados ayer durante los diferentes discursos. Unos fueron más contundentes que otros, entre ellos, El Altet, La Marina o Torrellano. No obstante, más allá del tono de sus intervenciones, el denominador común estuvo marcado por la sensación de que al tripartito todavía le quedan muchos deberes por cumplir más allá de la ciudad.

El alcalde, Carlos González, ya reconoció en la apertura de la sesión que el debate no era «sencillo ni cómodo» para el Gobierno municipal, pero, con el desarrollo de la mañana, tanto a él como al resto de concejales no les quedó más remedio que tomar buena nota de las peticiones vecinales. También hicieron lo propio algunos de los grupos de la oposición.

Torrellano abría el turno de palabra de las juntas municipales del Camp d'Elx y su representante puso el acento en las necesidades educativas, como los barracones del colegio La Paz, el deterioro del instituto o la falta de espacio en el centro de salud. Tampoco pasó por alto los daños colaterales que sufren los vecinos por el aeropuerto. «Pagamos nuestros impuestos, pero el Ayuntamiento no nos defiende», apuntó el portavoz de Torrellano refiriéndose a Aena y su obligación de revisar la huella acústica. Asimismo, denunciaron el «abandono» en las zonas deportivas de la pedanía.

Desde la junta municipal de Algoda, Matola, Puçol y Algorós, las críticas se centraron en la red de transporte público, calificado ayer de «deficiente». Un término al que también recurrieron para referirse al estado de los centros sociales, las instalaciones deportivas y las zonas verdes.

Llegado el turno de El Altet, donde en los últimos meses se ha reactivado un movimiento de segregación por el descontento con los gobiernos municipales de los últimos años, las denuncias fueron incluso más tajantes. Su portavoz criticó que no se han ejecutado las inversiones del presupuesto de 2016, cargó contra la falta de limpieza, la ausencia de asistencia sanitaria las 24 horas, las deficiencias en asfalto o en señalización y en mantenimiento de edificios públicos municipales. También ahondó en la importancia de implantar una escuela infantil o en la reordenación de los servicios municipales.

Las partidas del norte reivindicaron mejoras en el alcantarillado y en las líneas de autobús, la ampliación del colegio La Galia, el asfaltado de caminos, paneles atribuido y zonas verdes, entre otros asuntos. Lo que también llamó la atención fueron las críticas hacia la falta de presencia municipal en las pedanías. «Que no aparezcan los concejales solamente en elecciones», exigieron de forma tajante.

Precisamente, en esta línea coincidieron desde Perleta, Maitino y Valverde, desde donde reconocieron la falta inversiones y de una coordinación en el Ejecutivo local. Del mismo modo, otro de los dardos lanzados al Ayuntamiento fue la falta de una visión global por parte de los concejales en cuanto a las pedanías. Algo a lo que aludieron desde la junta municipal de La Bayas, Atzavares y Asprillas. El hecho de pagar el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) urbano, pese a tener una vivienda en zona rural y no contar con los servicios públicos del resto de la ciudad, fue otro de los reproches lanzados al Ejecutivo local.

En el caso de La Marina, que en los últimos meses se ha abalanzado contra el tripartito por el Pativel, volvieron a poner sobre la mesa del equipo de gobierno compromisos pendientes como la limitación del aparcamiento y el acceso de los vehículos a las playas o la mejora de la conexión entre el casco urbano y El Pinet.

El eterno problema con la maleza y la falta de alumbrado formó parte de las demandas de Carrús, Peña de Las Águilas y Llano de San José. Desde estos enclaves solicitaron mejoras en el transporte urbano o una mayor rapidez de respuesta por parte de la Policía Local. Algo similar trasladaron desde la Hoya, Daimés y el Derramador. Aquí denunciaron que el transporte público no era el adecuado y que hacen falta más contenedores de reciclaje.

Además de estos órdagos lanzados desde el Camp d'Elx, el Ayuntamiento recibió encargos por parte de los consejos municipales de la ciudad, que se centraron en elevar sus propuestas al Consistorio, pero también en recordar al tripartito algún que otro compromiso todavía sin materializar. En el ámbito educativo, el reclamo se dirigió a la creación de un estudio de zonas escolares o la puesta en marcha de procesos de admisión más fluidos, junto a la apertura de un nuevo instituto. Declarar las fiestas libres de sexismo formó parte de una de las peticiones trasladadas desde el Consejo de Igualdad. El apoyo a la formación agraria, el trasvase Tajo-Segura y la vigilancia de El Palmeral centraron las reivindicaciones del consejo agrario. Desde Medio Ambiente, rechazaron la construcción del nuevo Mercado Central por ser un «paso atrás hacia una ciudad sostenible». Desde el consejo rector de VisitElche incidieron en fomentar el turismo de congresos y deportivo. La creación de un plan estratégico comercial, la peatonalización de espacios, la señalización de las zonas comerciales y la resolución de trámites online acapararon las propuestas desde el sector del comercio. En materia de accesibilidad, el consejo municipal pidió eliminar las barreras arquitectónicas para personas discapacitadas en calles, en los edificios de los grupos políticos, en los comercios y en paradas de bus. La adecuación del pabellón Esperanza Lag para acoger eventos deportivos de nivel y la apertura de residencias deportivas también se colaron entre las peticiones. No faltaron las demandas referentes al impulso del empleo y de las zonas industriales, así como a la apuesta por la integración de los inmigrantes.