«No puede ser él... No puede ser él». Esto es lo que pensaron los padres del piloto fallecido ayer al estrellarse mientras regresaba del desfile del Día de la Hispanidad, tal y como apuntaron sus vecinos. El matrimonio se enteró por las noticias, a través de la televisión, pero nunca imaginaron que se tratara de su hijo. Una llamada de teléfono fue la que les dio la fatídica noticia. Sus vecinos se volcaron en dar apoyo a la familia, tras conocer el fatal suceso, a la espera del equipo que acompañó en un primer momento a sus padres, antes de trasladarse hasta el lugar del accidente. Fue el Ayuntamiento de Santa Pola, nada más conocer la noticia, el que desplazó a una patrulla de la Policía Local y a un equipo sanitario hasta el lugar donde residían, en la calle Caridad. Allí tuvieron que atender a su madre por una crisis de ansiedad. Más tarde, fue su sobrino, primo del fallecido, quien los trasladó hasta Albacete, donde se produjo el accidente.

Sus vecinos describen al piloto, Borja Aybar, de 34 años, como «un chico que llevaba toda la vida soñando con ser piloto, muy estudioso, y que no paró hasta que lo consiguió. Era el ojito derecho de sus padres, y venía siempre que tenía permiso militar». Con 34 años, era hijo único, estaba casado y tenía un bebé de cuatro meses. La noticia cayó como un jarro de agua fría entre el vecindario, que no daba crédito a lo sucedido. Las muestras de cariño se sucedieron en la tarde de ayer, y fueron muchos los que mostraron su apoyo a los padres y a las dos hermanastras del joven piloto fallecido.