Con la piel erizada y las lágrimas a punto de brotar en los ojos. Así se mostraban ayer amigos, vecinos, conocidos y pequeños empresarios del barrio de La Zapatillera de Elche, donde estaban afincados los cuatro miembros de una misma familia que el lunes perdieron la vida en la carretera. Dos trabajadoras de una pizzería señalaban que ayer por la mañana no tenían otra conversación con clientes y proveedores tras enterarse de que los fallecidos eran del propio barrio. «Veíamos pasar a las hermanas, que siempre iban juntas», indican, al tiempo que ni quieren imaginarse cómo estarán los familiares directos tras enterarse de luctuoso suceso.

«Aquí traían el coche», apuntaba otra trabajadora de un negocio cercano a las residencias de los dos adultos fallecidos, familias que vivían a pocos metros uno de otro. «He podido hablar con el marido de Fini, con Ángel, y estaba muy afectado», agregaba esta empleada que no tiene más que palabras para ensalzar lo amables y agradables que son los integrantes de ambas familias.

Algunos vecinos y conocidos se acercaron ayer a los domicilios, incluso vestidos ya de negro, para acompañar a las familias, las cuales, a mediodía, se desplazaron al tanatorio de Carrús donde estaba previsto que llegaran los restos mortales tras las oportunas diligencias judiciales en Murcia. Otros también se acercaron para conocer si se había colocado la tradicional esquela en los portales y conocer así el tanatorio donde poder acompañar a los familiares.

«Estamos consternados. Ha sido todo un mazazo. Son muy buena gente. Es una familia muy querida. José Vicente es un fenómeno, un diez como persona», manifestaban muy dolidos desde una charcutería de la que los afectados son clientes. «Hasta se nos ha puesto a llorar un cliente cuando se ha enterado aquí de que eran ellos», expresaban, aún sin terminar de creérselo, estos empleados en un barrio que estos días vive sus días más tristes.