Coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Turismo, dedicado este año al turismo de carácter sostenible, el Museo de Pusol inauguró ayer un nuevo espacio, dentro de su propósito de mantenerse en continuo crecimiento y en una semana muy señalada, ya que este sábado conmemorará el octavo aniversario desde que fue reconocido por la Unesco por su proyecto escolar. En esta ocasión, la sala expositiva habilitada está dedicada al telar como homenaje a la industria alpargatera, concretamente a la confección de tejidos de cáñamo y de pita para el calzado por medio de un elemento indispensable, como es el telar manual que ocupa el espacio central de la nueva sala.

La pieza que ayer fue presentada en Pusol perteneció a José Paredes, quien, después de treinta años como encargado en la fábrica de textiles de Sansano, puso en funcionamiento su propio taller en la calle Asilo de Elche. Desde este centro de trabajo se suministraban tejidos para la industria de la alpargata, a la que ahora rinde homenaje el museo con su nueva exposición. Paredes llegó a tener catorce telares funcionando las 24 horas del día, con operarios que trabajaban en turnos de ocho horas y que eran capaces de producir más de seiscientos metros diarios.

Esta nueva acción del museo ilicitano reafirma su importante apuesta por proteger y conservar los tesoros de la historia ilicitana, que, poco a poco, va mostrando al visitante a través de sus distintos espacios expositivos. Dentro de la industria alpargatera, Pusol pone en esta ocasión el acento sobre el popular oficio manual del telar, menos conocido para el público en general. La muestra El Telar enseñará a los visitantes cómo se elaboraba la cinta de fibra de cáñamo o de pita de dicha industria, con la que se confeccionaba el calzado.

Alpargatas de cuña confeccionadas con la pita del telar y diferentes muestras de tejidos forman parte del espacio expositivo, en el que el telar ejerce de elemento primordial, ocupando la zona central. También se recrea un pequeño taller en el que el propietario de la máquina, Paredes, elaboraba los distintos tejidos. La muestra se completa con una serie de fotografías de los años noventa, época en la que el telar fue utilizado por última vez y en la que fue donado al museo.

Una veintena de alumnos del colegio de Pusol estuvieron presentes en la inauguración del espacio dedicado al telar. La política que sigue el centro permite que los jóvenes conozcan de primera mano la historia del Camp d'Elx y puedan ejercer como guías para los visitantes.

La zona habilitada ahora para el telar y la industria alpargatera se encuentra en la zona que el Museo de Pusol dedica al Camp d'Elx y los oficios tradicionales. Junto a ella, se pueden contemplar también otras como la consulta médica o el aula escolar, así como están expuestas las distintas estancias de los hogares tradicionales ilicitanos. La inauguración de ayer sirvió como punto de partida para una semana que culminará el sábado con la conmemoración del reconocimiento de la Unesco.