La conmemoración del Día Mundial del Alzhéimer llegó ayer con una buena noticia gracias a las investigaciones de Instituto de Neurociencias de la Universidad Miguel Hernández de Elche, que ha descubierto un marcador temprano que permite localizar variaciones que detecten la enfermedad antes de su desarrollo. Así lo explicó el investigador Javier Sáez. El grupo científico ha localizado un nuevo biomarcador que podría alertar de la enfermedad antes de su aparición, ya que uno de los fragmentos terminales de la Proteína Precursora del Amiloide, que se creía que no era estable, sí lo es. Además, está aumentado en personas con alzhéimer y también en las primeras fases de la enfermedad, por lo que su presencia alerta del futuro desarrollo de la enfermedad.

El grupo apunta que el diagnóstico precoz es fundamental en cuanto al tratamiento de la enfermedad. De hecho, si bien no cuenta con cura definitiva, sí se pueden frenar sus avances, y, cuanto antes se diagnostique, mayor es la eficacia de los tratamientos para retrasar su desarrollo. Esto mismo señalaron ayer desde la Asociación de Familiares de Personas con Alzheimer de Elche (AFAE), quienes conmemoraron el Día Mundial de la enfermedad en su centro de respiro, en compañía de usuarios y familiares en las instalaciones que se encuentran en La Portalada.

La jornada sirvió para visibilizar la patología, y, bajo el lema de «sigo siento yo», poner el punto de mira «en la persona con alzhéimer. No en el enfermo, no en el paciente: en la persona que ha sido, que es y será hasta su último día». En este sentido, defendieron que «un diagnóstico no define a una persona nueva, define una condición de una persona, no la cambia, solo cambia a la sociedad que lo rodea». Así quisieron expresar que la identidad no cambia, pese a la pérdida de memoria que conlleva.

El manifiesto puso el acento también en ese diagnóstico precoz, ya que, no en vano, cerca del 10% de los enfermos se diagnostican con edades inferiores a los 65 años, pese a que la edad es su principal factor de riesgo. De hecho, el centro de respiro, que concentra a unas 125 personas al mes, acoge a una paciente de tan solo 56 años.

Por tanto, desde AFAE reivindicaron ayer que el simple diagnóstico no suponga un impedimento para que la persona pueda seguir desarrollando su actividad laboral ya que, aunque se trata de una enfermedad «invalidante e incapacitante, la incapacidad puede tardar años en producirse de manera definitiva o palpable». De la misma forma, señalaron que, a nivel familiar, los afectados deben seguir el mismo rol de siempre, al igual que a nivel social, y que no deben ser tratados de forma diferente pese a las necesidades especiales que puedan surgir con el avance del alzhéimer.

En la ciudad, hay cerca de 5.000 casos, en su mayoría mujeres. Una enfermedad que va a más. Los investigadores del Instituto de Neurociencias aseguran que, en 20 ó 30 años, el número de casos se duplicará.

Estas cifras ponen de manifiesto la necesidad de invertir en la investigación para revertir la enfermedad o aplacar sus síntomas, como se reivindicó ayer desde AFAE. Y para que no todo fueran malas noticias, el centro acogió la tradicional suelta de globos para teñir el cielo de verde y visibilizar las reivindicaciones, y los cuidadores y familiares de los enfermos mostraron un adelanto del flashmob que acogerá la Glorieta el próximo sábado 30 de septiembre, y con el que mediante la música y el baile concienciarán a la población ilicitana sobre esa necesidad de divulgación e inversión en esta patología. El flashmob estará abierto a todo aquel que quiera sumarse a la causa, por lo que AFAE, a través de su canal en Youtube, ha colgado la coreografía para que los interesados se aprendan los pasos con los que llenar de baile el centro de la ciudad. Desde la entidad también hicieron un llamamiento para aumentar el número de socios con el que poder seguir incrementando sus actividades y talleres, tanto para los propios enfermos como para los familiares, quienes también sufren las consecuencias de la enfermedad y se convierten en los principales cuidadores.