Una vuelta a clase entre obstáculos. Los baches y los agujeros extendidos a lo largo y ancho de una de las aceras que conducen al instituto Sixto Marco se han vuelto a convertir con el inicio del curso académico en una asignatura pendiente. El pavimento de la avenida de Santa Pola, que conecta el centro formativo con el cuartel de la Guardia Civil, se ha quedado en el olvido. Aunque no se trata de una de las vías más concurridas para ir hasta el centro escolar, este tramo es habitualmente transitado por vecinos del barrio de Altabix que se desplazan hasta el Hospital General a pie o por los residentes de Los Palmerales.

La falta de uniformidad en toda la acera ha desatado el malestar vecinal por los continuos tropezones a los que están expuestos los peatones. A ello se suma la degradación del carril bici con una buena parte del recorrido despintado. El desgaste de la señalización hace que el itinerario sea prácticamente invisible en casi toda su extensión hasta el instituto. Sin embargo, el abandono de este trayecto no es nuevo, sino que el problema viene de varios años atrás, por la falta de una inversión en esta acera olvidada que con el paso del tiempo se degrada cada vez más.

Por contra, el Ayuntamiento sí que ha puesto el foco de atención en otras reivindicaciones de la zona para mejorar la accesibilidad y reforzar la seguridad dada la gran afluencia de escolares, según el concejal de Mantenimiento, Héctor Díez. En concreto, en este tramo de la avenida de Santa Pola, el Ejecutivo local ha instalado 70 metros de valla de protección desde el instituto hasta la rotonda, además de colocar otro cercado desde el colegio Mediterrani hasta la rotonda del cuartel de la Guardia Civil.

Asimismo, otra de las intervenciones realizadas por la Concejalía de Mantenimiento es la construcción de rampas en el cruce de la avenida de Santa Pola y Antonio Segarra Rodríguez.

Finalmente, el Consistorio ilicitano también ha actuado en una de las aceras más transitadas de este enclave próximo a los centros educativos de Altabix, la de la calle Pío Baroja que da acceso al colegio Mediterrani, además de repintar todo el vallado de protección.