Una plataforma creada por más de 125 personas ha presentado una denuncia colectiva contra un gimnasio situado en el Polígono de Carrús por un presunto delito de estafa, al haber cerrado las instalaciones sin previo aviso, ni devolver las cuotas pagadas por los socios, que en algunos casos acumulaban más de dos años abonados a la empresa. Los afectados piensan, además, que se trata de una estafa premeditada. Todo comenzó a principios de julio, cuando los asistentes se encontraron con un cartel a las puertas de las instalaciones que informaban del cierre en unos días, y durante todo el mes, por reformas. La premura en la comunicación de la clausura, apenas unos días antes, ya despertó el malestar de los usuarios, pero la empresa aseguró que regalaría un mes extra, en compensación. Sin embargo, julio terminó, y otro cartel apareció en la puerta informando de que las supuestas reformas se demorarían otro mes. Pero lo cierto es que desde entonces, no se ha vuelto a abrir, y no hay ni rastro de los propietarios.

Según los usuarios, no responden al teléfono, y no hay forma de dar con los responsables. El motivo de que sospechen de que se trata de una estafa premeditada es que meses antes, e incluso hasta la última semana en la que el gimnasio estuvo abierto, se lanzaron ofertas agresivas, con promociones que invitaban a abonar hasta dos años de gimnasio a cambio de un suculento descuento: 299 euros por 24 mensualidades, 150 euros un año si te apuntabas con un amigo o, la más llamativa en este caso, oferta de primavera-verano por 99 euros durante cuatro meses. «Si tenían pensado cerrar en julio, no tiene sentido que avisen con tres días de antelación y mucho menos que lancen una promoción para cuatro meses de verano. Además, estuvieron inscribiendo a gente con esta promoción hasta un día antes de cerrar, según alguna de las 125 personas que completamos la denuncia», señala la portavoz de la plataforma, que agrupa a todos los afectados.

El resultado es que muchos de estos usuarios se han quedado con más dos años con cuotas pagadas pero no disfrutadas. Se trataba de un centro low-cost, en el que primaban las ofertas con las que se reducían las tarifas de forma significativa si se contrataban en bonos de tres, seis, doce meses o hasta dos años. «En mi caso, pagué la oferta bianual cuando me quedaban varios meses ya pagados, así que me deben más de dos años», señala la portavoz. Esta denuncia colectiva se interpuso el pasado 5 de septiembre, un día después de la última fecha que ofreció la empresa para abrir tras las presuntas reformas.

«Esperamos para ver si se cumplían las promesas, pero ya sospechábamos que se trataba de una estafa. Durante estos meses, no hemos visto ni un solo camión o contenedor de obras, ni cambios de máquinas. Además, parte de ellas se siguen viendo desde la calle, porque hay una cristalera, por lo que es evidente que no han hecho nada», asegura esta usuaria.

Por tanto, ahora serán las autoridades policiales y judiciales las que tendrán que pedir responsabilidades por estos hechos, y estudiar si hubo o no delito de estafa al estar premeditados estos sobros anticipados sin la intención de volver a abrir.

Plataforma

Los afectados han creado una plataforma en Facebook para agrupar las denuncias y conseguir así una mayor presión. De hecho, la portavoz de la agrupación, que prefirió guardar su nombre por privacidad, aseguró que además de las 125 personas que firman la denuncia en esta demanda colectiva, en las últimas semanas se han añadido más particulares, por lo que invita a todos los socios inscritos a que se pongan en contacto con la plataforma para que se les facilite el número de denuncia y poder adherirse a ella.

Por el momento, lo que está claro es que los usuarios se han quedado sin centro deportivo donde entrenar y, si quieren seguir haciéndolo, tendrán que buscarse otro sitio porque, en principio, no parece que vaya a reabrir.