Puertas que han desaparecido sin que se hayan repuesto, carteles rotos y arrancados desde hace meses sin que se hayan colocado unos nuevos, pintadas alrededor de todo el recorrido o basura acumulada en los huertos. Este es el aspecto que presenta una de las rutas más emblemáticas de la ciudad, la del Palmeral. Desde la página web de VisitElche, se vende como uno de los enclaves más característicos del patrimonio, pero lo cierto es que, un breve paseo por los cerca de dos kilómetros que componen esta ruta verde es suficiente para observar las carencias que acumula a lo largo del tiempo, sin soluciones.

Un ejemplo se encuentra en el Hort de la Rogeta, un espacio en el que las puertas características de entrada al huerto, han desaparecido. Se han eliminado los anclajes, como prueba de que no se van a reponer, a menos a corto plazo. Las críticas de los usuarios que recuerdan cómo era el palmeral antaño, no se hacen esperar, lamentando que se hayan perdido esos grandes portones de madera que, aunque siempre estaban abiertos, dan esa característica singularidad a los huertos de palmeras de toda la ciudad, como seña de identidad.

Lo que tampoco ofrece una buena imagen turística son las decenas de pintadas que se extienden por los muros que bordean los huertos, y que se encuentran por todas partes. Especialmente por la zona más puramente peatonal de la ruta, y la que cuenta con carril bici para recorrerla sobre dos ruedas.

En otros casos, las puertas están presentes, pero muy deterioradas, con partes completamente arrancadas por el paso del tiempo y los actos vandálicos, que hacen mella en ellas. La misma imagen de abandono presentan algunas de las casas y construcciones que se encuentran en plenos huertos, donde una vez más las pintadas y las vallas oxidadas para cortar el paso a los peatones, por peligro de derrumbes, deslucen la ruta.

Acequias

Los senderos que recorren las acequias, y las acequias mismas, también cuentan con numerosos desperfectos que no han sido subsanados en meses. Precisamente estos canales y el sistema de riego que forman, son otros de los iconos que hacen al palmeral ilicitano único, y lo ponen en valor como Patrimonio de la Humanidad. La cartelería que indica por dónde pasa la Acequia Mayor, brilla por su ausencia. La placa indicativa está completamente comida por el óxido y la placa explicativa desapareció hace mucho tiempo. Desde entonces no ha hecho más que seguir deteriorándose sin que se le haya puesto solución por parte de un Ayuntamiento que no hace más que sacar pecho, a nivel turístico, de estos parajes.

La limpieza de los alrededores es otra de las quejas más habituales. En esta época del año, en la que las palmeras dan sus frutos, es muy habitual encontrarse con multitud de dátiles en los caminos y aceras. En los alrededores del Hotel Milenio, la acera cuenta con un auténtico manto de restos de frutos que se acumulan durante días, sin que los servicios de limpieza los eliminen. Esto es especialmente preocupante entre los mayores, ya que deja de ser un problema estético para convertirse en un problema de seguridad, ya que los restos de los dátiles pueden ser resbaladizos, o dar lugar a tropiezos y resbalones con los huesos que se acumulan por el perímetro.

Limpieza

La falta de limpieza es palpable en todo el recorrido. Durante el paseo por la ruta, este diario pudo ver hasta una paloma muerta, en una de las entradas al Hort del Monjo. Otra de las cuestiones relacionadas con la falta de limpieza y en la acumulación de basura son los continuos botellones que se suceden, especialmente en los fines de semana, en varios de estos huertos. El Hort del Monjo y el Hort de La Mareta son dos puntos calientes en cuanto a la concentración de jóvenes para celebrar estos botellones. De hecho, ayer se podía observar las acumulaciones de botellas de cristal o vasos de plástico tirados por el perímetro.

En La Mareta, además, se acumulan muchas más pintadas, sobre todo en las zonas deportivas del recinto. Además, las porterías, canastas y otras instalaciones para los diferentes juegos carecen de redes, desde hace mucho tiempo. Tan solo las haybordeando la pista, y son insuficientes para la práctica deportiva, pese a que las instalaciones son utilizadas por decenas de jóvenes y niños cada día.

En definitiva: la ruta del palmeral ha perdido en los últimos años parte de sus elementos, y el estado de abandono es más que palpable. Los carteles e información turística brillan por su ausencia, y piden a gritos un mantenimiento que brilla por su ausencia.

«Es una pena que lo que debería ser un icono para la ciudad, no reciba mayor inversión para su cuidado», lamentaba ayer un usuario.