Dar una respuesta al futuro del Mercado Central se ha convertido en una de las trabas más complejas para el tripartito. Es uno de sus principales quebraderos de cabeza porque, superado el ecuador del mandato, a la vista de la ciudadanía, todo sigue enquistado en el tiempo.

En 2014, el PP adjudicó el contrato a la empresa para elaborar un proyecto, que pasa por derribar el inmueble y que ha sido cuestionado hasta la saciedad por ir aparejado a un aparcamiento subterráneo, entre otras cosas. Comenzaron las catas arqueológicas y los recursos en los juzgados llovieron por parte de los placeros que resistieron en el edificio. Tres años después, el Mercado sigue sin desalojarse, a la espera ahora de unas nuevas excavaciones. La incógnita sobre cuándo empezarán las obras sigue sin estar despejadas. Si comienzan algún día.