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Un barrio en horas bajas

San Antón ve acentuar la degradación de los inmuebles y sufre el cierre progresivo de negocios mientras llegan las inversiones

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El barrio de San Antón de Elche, en horas bajas

«Hace diez años en cada bloque había dos bares. Ahora todo lo que abre está condenado al fracaso», comentaban ayer varios vecinos de San Antón desde la terraza de una cafetería de la calle Francesc Cantó a la hora del almuerzo. Así resumían la historia de la decadencia de este enclave de la ciudad, popular por su humildad y por acoger desde sus inicios a gente trabajadora. Algo que nunca ha impedido que las calles de esta zona de la ciudad hayan estado siempre llenas de vida y de negocios con la persiana hasta arriba.

Ahora, la imagen de este lugar ha dado un giro de 180 grados. En una misma calle es posible contar con los dedos de las dos manos los establecimientos que han ido echando el cierre en los últimos años y que ya nunca han vuelto a recuperar su actividad. Todo ello al mismo ritmo en el que los edificios de este barrio se degradan a marchas forzadas. «Se ha ido mucha gente a vivir fuera. Gente joven no hay y las tiendas y los bares cierran. En esta misma calle ya quedamos solo cuatro negocios abiertos», señalaba ayer el encargado de una panadería de San Antón. Un joven que ha nacido y crecido en el barrio y que es uno de los pocos que se han atrevido a invertir en un comercio. Allí, frente a la barra de su negocio, otra vecina de toda la vida de San Antón lamentaba cómo el barrio ha perdido esa alegría que había caracterizado las calles, las plazas del barrio y los bares. «La fachadas están cada vez peor. ¿Quién va a invertir en abrir un local aquí? Si está todo que se cae abajo», apuntaban ayer desde otra cafetería a la hora del mediodía. Y es que, en mitad de ese ambiente de decadencia que poco a poco ha ido condenando a los vecinos del barrio al éxodo, los inmuebles han visto acentuar su deterioro y apenas hay esquina en la que los ladrillos hayan quedado a la vista, tras desprenderse el revestimiento. «Sin vida y aislado. Así se ha quedado el barrio», definía otro grupo de jubilados a las puertas de uno de esos pocos comercios que quedan abiertos.

A esta realidad se suma otro fenómeno que ha comenzado a extenderse en San Antón. Las viviendas que han quedado vacías están siendo ocupadas, lo que ha empezado a desatar la preocupación del resto de residentes.

Frente a esa degradación paulatina que sufre la zona, los vecinos coinciden en que el Ayuntamiento lleva al día los trabajos de limpieza y de jardinería. Sin embargo, piden una mayor atención para frenar esa sensación de abandono.

Regeneración

En mitad de ese ambiente de desasosiego, el sonido de las obras del segundo edificio de viviendas sociales que se está levantando en el barrio genera expectativas de futuro a algunos de los que quedan en San Antón. Al lado del primer bloque, los operarios avanzan en un nuevo inmueble enmarcado en el proyecto de renovación del barrio. Para unos vecinos estos bloques son la esperanza de revitalización del barrio. Para otros, han llegado ya demasiado tarde. Sea como sea, sobre estos terrenos, el Ayuntamiento se ha comprometido a dar prioridad a la rehabilitación y regeneración de las viviendas, tras recibir 15 millones de ayudas procedentes de fondos europeos. ¿Cuándo podrán ver esas mejoras? Es la pregunta que se hacen los vecinos.

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