Vecinos de Arenales del Sol se manifestaron ayer frente a las dependencias municipales para exigir al Ayuntamiento de Elche más inversiones para mejorar y potenciar servicios, crear nuevas infraestructuras y, en definitiva, que el pago de sus impuestos revierta en la pedanía ilicitana.

Unas 600 personas, según la Policía Nacional, tomaron las calles de la zona costera y se detuvieron frente al hotel en ruinas. La convocatoria, realizada por la Asociación de Vecinos de Arenales del Sol, llega semanas después de que el alcalde, Carlos González, anunciara una inversión de 150.000 euros para El Altet, tras el resurgimiento del movimiento segregación de la pedanía ilicitana. Un plan de inversión para el que no se ha destinado ni un solo euro para los vecinos de la urbanización del litoral. Todo esto se suma a la paralización de las obras del hotel de Arenales, que finalmente deberá ser demolido, aunque aún no se ha fijado fecha para llevar a cabo la obra.

De hecho, una amplia representación de la Asociación Vecinal por un Nuevo Municipio El Altet-Arenales es la que llevó la voz cantante de la protesta, que duró alrededor de una hora y media.

Los vecinos portaron pancartas con mensajes como: «¿A dónde van nuestros impuestos? Transparencia y reinversión ¡Ya», «Elche pasa de Arenales» o «El tripartito nos tiene abandonados».

La construcción de un Centro Social, la mejora de la carretera que une El Altet con Arenales y que presenta numerosos problemas con cada episodio de lluvias o la mejora de limpieza en calles y playas fueron las consignas más reivindicadas por los residentes. Una de ellas se cumplió ayer mismo: la instalación de un cajero, del que carecía hasta ahora todo el núcleo de Arenales.

La reivindicación se remonta ya a hace cuatro años por parte de los vecinos, que debían trasladarse hasta El Altet o Gran Alacant para disponer de efectivo, en una zona que alberga más de 20.000 habitantes en verano, y tiene censados 2.100 habitantes durante el resto del año, según apuntó su pedáneo, Alejandro García.

Para muchos no pasó desapercibido el hecho de que el cajero llegó justo el mismo día para el que estaba convocada la protesta. Sin embargo, esto no calmó las reivindicaciones. Para algunos, el servicio ya llega «tarde», un 24 de agosto, cuando prácticamente ha pasado toda la temporada alta en cuanto a afluencia de visitantes. Otros aplaudieron la iniciativa, pese a las fechas que corren.