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Una carrera en el mar con futuro

El profesor ilicitano Jerónimo Esteve recibe el premio al ingeniero naval menor de 35 años con mejor trayectoria profesional

El joven ingeniero naval ilicitano Jerónimo Esteve, ayer, en el Puerto de Santa Pola. antonio amorós

Descendiente de una familia de pescadores, Jerónimo Esteve (Elche, 1985) se aficionó desde bien pequeño al mundo marítimo, lo que le llevó a realizar sus estudios de ingeniería naval. Con un brillante currículo académico, ahora ejerce como profesor en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Naval y Oceánica de Cartagena. Su brillante y prometedora carrera le ha servido a este joven ilicitano para lograr el premio de la Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos de España a la mejor trayectoria profesional en un menor de 35 años.

Esteve ha recibido esta importante distinción con «alegría y sorpresa». «Lo mejor de todo es que no se trata de un premio al que te presentas por ti mismo, te llega a través de una recomendación de un gabinete que sigue la trayectoria de los colegiados», motivo por el que se enorgullece más. A nivel curricular, consigue una nueva distinción dentro de la labor que está desarrollando en la politécnica de Cartagena como profesor. «Nos da visibilidad a toda la Universidad que un egresado y, actual trabajador, consiga un reconocimiento de este tipo», añade.

Sus orígenes explican su temprano interés por el mar y las embarcaciones de gran tamaño. «Una parte de mi familia se dedicaba al mundo de la pesca y siempre he tenido mucha relación con todo esto», apunta Esteve, que decidió completar su formación en el sector marítimo, motivo por el que se decantó por la ingeniería naval tras finalizar, hasta bachillerato, sus estudios en el Colegio Jesuitinas de Elche. Una vez terminada su carrera universitaria, se interesó por la explotación del tráfico marítimo, un sector sobre el que no se han realizado muchos estudios.

Hoy en día, Esteve no se dedica sólo a la docencia, también ejerce como investigador. La primera etapa de su tesis doctoral se basó en el tráfico de cruceros, asociado a los puertos y las navieras, algo muy relacionado con estas tierras. «El Mediterráneo es clave a nivel mundial, ya que es el segundo destino turístico», subraya. Y dentro de este mar, Barcelona, recientemente golpeada por el terrorismo yihadista, «tiene una importancia todavía mayor, ya que es el puerto europeo líder en cruceros y el cuarto o quinto a nivel mundial».

Colaboración con navieras

Al margen de su labor en Cartagena, el ilicitano está empezando a colaborar con navieras, a las que aporta sus análisis de carácter global. Está industria, dominada por muy pocas compañías que mueven el mundo sobre el mar, se está adentrando cada vez más en el sector del lujo, según explica Esteve: «Los cruceros, en la actualidad, ya no pueden ser considerados como hoteles, son auténticos resorts de lujo. Los barcos de nueva generación tienen que incluir las últimas innovaciones, como tirolinas, rocódromos, simuladores de paracaidismo, toboganes de gran longitud o teleféricos en los que contemplar el horizonte».

Todas estas innovaciones suponen un reto para ingenieros como él. Con una brillante trayectoria y un futuro de lo más prometedor, sus planes a corto plazo no pasan por abandonar España, pese a que en el extranjero podría recibir un reconocimiento mayor. «Todavía siento mucho apego por esta tierra de pescadores», concluye.

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