La pólvora y los artefactos pirotécnicos reunían ayer ya por última vez a los ilicitanos para despedirse de las fiestas de agosto. Llegaba la medianoche y, esta vez, todas las miradas apuntaban al puente del Ferrocarril. Era el momento del castillo de los fuegos artificiales, que lanzaba la pirotecnia Hermanos Ferrández.

Los efectos digitales marcaron de principio a fin el espectáculo, que duró 15 minutos y supo a poco. El perímetro del viaducto quedaba envuelto del colorido y de los estruendos hasta que figuras diversas comenzaban a abrirse paso. Desde medusas, corazones, palmeras de tronco... tuvieron un especial protagonismo. La cascada de fuegos con el Aromas Ilicitanos de fondo y los volcanes de colores se ganaron a un público entregado para poner el broche de oro a las fiestas. Este año, al igual que el pasado, el Ayuntamiento restringió los accesos al cauce del Vinalopó a 5.000 personas como medida de seguridad, en caso de evacuación.