La Palmera de la Virgen iluminó anoche la ciudad durante intensos segundos en los que miles de miradas estuvieron puestas en el cielo para cerrar la Nit de l'Albà. Fue el broche de oro a un espectáculo único en el mundo que, durante más de 45 minutos, hipnotizó a la ciudad con una cohetà constante en la que se prendieron casi 2.000 kilos de pólvora y en el que el estruendo, la luz y el fuego solo dieron tregua durante los tres minutos en los que la oscuridad se adueñó de parte del centro de la ciudad para, tras el Gloria Patri del Misteri, dar paso al momento más esperado de la jornada: el lanzamiento de la Palmera de la Virgen desde el campanario de la basílica de Santa María.

La espectacularidad de este espectáculo pirotécnico, que le da la singularidad a la Alborada, fue posible gracias a los 1.300 cohetes que se lanzaron ayer desde el campanario, donde se aprovecha el espacio al máximo para lanzar la mayor cantidad de pólvora posible, hasta el punto de que resulta imposible añadir nada más. Todo para que, un año más, la noche se hiciera día, al menos durante los poco más de 25 segundos que duró en el cielo, con un radio de cerca de 250 metros, acaparando parte de la ciudad.

Los ilicitanos contuvieron la respiración instantes antes de disparar el artificio. Al apagado de alumbrado público se sumó el que realizaron los vecinos por su propia iniciativa, pues desde hace años Iberdrola ya no corta el suministro en el centro de la ciudad, como antaño, si bien la colaboración de los residentes fue masiva. A los 64.000 cohetes y las 390 palmeras que se lanzaron desde 16 puntos distintos de la ciudad, para «bombardear» Elche desde los cuatro costados, se unió el lanzamiento de centenares de artefactos pirotécnicos que los ilicitanos prendieron desde calles, plazas y terrazas de los edificios. Estas últimas se llenaron de propios y extraños para contemplar los miles de kilos de pólvora que, durante 45 minutos, dieron vida a la noche más especial de las fiestas, por su espectacularidad.

La Pirotecnia Ferrández fue una vez más la encargada de dar vida al espectáculo. El trabajo de hasta 37 pirotécnicos durante la noche de ayer dio sus frutos, y la ciudad volvió a disfrutar de una intensa noche de pólvora, estruendo, luz y color. Las cohetàs estuvieron animadas por 390 palmeras, de las cuales hubo 200 cohetones, 100 palmeras de oropel y 90 de tronco. Estas palmeras fueron las encargadas de dar comienzo a la noche. A las 23.30 horas, dio comienzo la cohetà y durante casi 30 minutos se consumieron los 64.000 cohetes que ensordecieron a todo el público antes del momento cumbre.

Este año hubo nueve puntos de lanzamientos de palmeras, frente a los ocho del pasado año. Así, los artefactos se lanzaron desde el Ayuntamiento, Candalix, la UNED, el Instituto de Carrús, la UMH, el CEU, el colegio Víctor Pradera, el colegio Tamarit y la basílica de Santa María. En cuanto a las cohetàs, se lanzaron desde siete puntos: el puente del Ferrocarril, la avenida Vicente Quiles, el Paseo de la Estación, el Palacio de Altamira, Diagonal del Palau, el colegio Hispanidad y el Mariano Benlliure. Tras la Nit de l'Albà, los ilicitanos degustaron las típicas tajadas de sandía.