La Asociación de Afectados por el Ruido de Elche, a través de su presidenta, Mari Luz Costa, ha solicitado al Ayuntamiento que no se autorice a los locales de ocio y restauración sacar al espacio público barras para la venta de bebidas durante las próximas fiestas patronales de agosto. El Ejecutivo local anunció a finales de junio que este año habrá un día más para sacar las barras a la calle, al coincidir las jornadas festivas con el fin de semana. En principio, los bares y pubs cuentan con la autorización para los días 12, 13 y 14 de agosto.

En el escrito presentado al Ayuntamiento, la Asociación de Afectados por el Ruido pide que, si no se puede evitar que los locales saquen sus barras en las zonas residenciales, al menos se limite la autorización sólo al 14 de agosto. «El día grande de las fiestas patronales en la calle siempre ha sido el 14, y no otros, por muy fin de semana que sea. Los vecinos seguimos viviendo en nuestros domicilios y necesitamos dormir y descansar por la noche», aseguran desde la asociación.

Otra de las peticiones de Afectados por el Ruido es la de que se instalen las barras como anexo a los establecimientos, limitando su extensión sólo y exclusivamente a la puerta de los mismos, excluyendo ubicaciones alejadas de los locales, que estén delante de los domicilios particulares o en otras zonas de alrededor. Por último, la asociación también solicita que las barras sean alejadas del centro histórico de la ciudad y se trasladen a otras zonas de Elche, consideradas como idóneas y respetuosas con los derechos de los vecinos.

«No estamos de acuerdo con que los establecimientos de ocio de la zona centro hayan solicitado autorización para instalar barras con música en la vía pública con motivo de las fiestas patronales sin que el lugar de su instalación esté en la puerta de los locales», lamentan desde Afectados por el Ruido. Según la asociación, esto convierte al núcleo histórico de Elche en «una gran verbena» durante varios días y genera un importante impacto de contaminación acústica.

Un lamento más del colectivo es que, debido al exceso de ruido, son muchos los vecinos ilicitanos que durante las fiestas se ven en la tesitura de decidir entre abandonar sus domicilios y costearse su estancia fuera de la vivienda o sufrir «el brutal efecto de las barras, los equipos de música y la gente amontonada».