El uso de animales en la investigación asoma como una práctica vital para el avance de la medicina. La mayor parte de las esperanzas depositadas en el hallazgo de antídotos contra infinidad de enfermedades recae sobre la experimentación animal, una práctica científica que alumbra cada día los animalarios de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y la Universidad de Alicante (UA). Equipos investigadores de ambas universidades trabajan actualmente en sus centros de experimentación animal en más de un centenar de proyectos encaminados a la investigación de patologías como el cáncer, la diabetes, el Alzheimer o relativas a la vista, entre otras muchas. Urones, cobayas, conejos, ratas, ratones, ranas, peces y cerdos conforman el mapa de especies de unos animalarios que acogen cerca de 15.000 ejemplares en su conjunto, la inmensa mayoría en los centros dependientes de la UMH.

Los dos centros ubicados en Sant Joan, el animalario general y otro exclusivo para ratones, asumieron la mayor parte de los 135 procedimientos experimentales con animales desarrollados en las dependencias de la UMH durante el pasado año. Mientras, al animalario del campus ilicitano, más pequeño que los de Sant Joan, dio cobijo especialmente a proyectos desarrollados con peces.

José Antonio Pérez de Gracia, director del Servicio de Experimentación Animal de la UMH, señala que cada uno de los tres centros «están pensados para las investigaciones que se desarrollan en cada campus, aunque eso no es óbice para que desde Elche se trasladen al animalario de Sant Joan o viceversa». Actualmente, los científicos que desarrollan sus proyectos en estos centros experimentan con urones, cobayas, conejos, ratas y ratones, además de truchas o lubinas, aunque «hemos llegado a trabajar con primates o ranas», asegura Pérez de Gracia, quien puntualiza que estos animales son exclusivos para la investigación científica. «No se pueden utilizar para investigación animales que no hayan nacido para investigación», apunta, aunque «excepcionalmente se pueden usar animales salvaje o de granja de alta cualificación sanitaria mediante una autorización expresa».

Los diferentes equipos investigadores instalados en la UMH usaron 12.709 ejemplares dentro de sus procedimientos experimentales, la mayor parte ratones (8.779), peces cebra (1.924) y ratas (1.152). Un total de 7.240 animales fueron empleados en ensayos sobre el sistema nervioso, 2.283 sobre investigaciones relacionadas con la absorción de medicamentos y desarrollo embrionario y 734, por ejemplo, en distintas indagaciones oncológicos.

La mayor parte de las 40 especies de ratones con las que trabajan en la UMH se encuentran alojados en el animalario específico y han sido modificados genéticamente. «Nosotros hemos variado alguna, pero sobre todo proceden de intercambios que piden los investigadores porque necesitan un modelo especial», destaca Pérez de Gracia, encargado de gestionar la provisión de animales y mantenerlos en las condiciones necesarias para las investigaciones, así como de dar apoyo sanitario (técnicas de resonancia magnética nuclear, ecografías...) y técnico a los científicos en caso de que así lo requieran sus investigaciones, como pueden ser las anestesias.

Una aplicación conecta a los equipos científicos de la UMH con el Servicio de Experimentación Animal. «Una vez que los proyectos han pasado por el órgano de bienestar animal y por el ente evaluador, si son aprobados, nos dicen los que les hace falta, qué animales, y si no los tenemos los buscamos», indica Pérez de Gracia. «Si les hace falta un ratón que saben que están en la Universidad de Califiornia-San Francisco, ellos contactan con los científicos y luego, nosotros, nos ponemos en contacto con los veterinarios para organizar los envíos y que lleguen en las mejores condiciones posibles», añade el director del servicio, quien desvela que «el porte de una animal de EE UU a España viene a costar entre 1.200 y 1.800 euros». «Ahí reside que mucho de nuestro interés se centre en conseguir criar a los animales aquí», razona.

Proyectos destacados

Entre las 135 líneas de investigación activas destacan proyectos encaminados al estudio del dolor en córnea mediante ensayos en ojo seco en cobaya y rata; ensayos de receptores cannabinoides y estrés, intentando emular en ratones situaciones de estrés agudo, agudo y postraumático; experimentos en fisiología del sistema digestivo en general; fisiopatologías de páncreas, también con ratones; ensayos en ojos con nanopartículas para distintas patologías oculares, en este caso con conejos; o trabajos con terapia en células madre. El Servicio de Experimentación Animal de la UMH también colabora con un instituto francés que estudia la diabetes tipo 2 en ratas mutantes seleccionadas genéticamente y que se emplean en cirugías metabólicas.

Las cifras de ejemplares y proyectos que maneja el animalario de la UA son más modestas que las de la UMH, aunque su labor en favor de la ciencia resulta igual de importante. Actualmente alberga ratones, ratas y ranas, teniendo aproximadamente 750 animales pese a que en 2016 solo 379 fueron usados para ensayos científicos. Los procedimientos se centraron especialmente en investigación ocular con ratas y ratones, especialmente a nivel de retina.

Entre las diferentes especias que alberga el recinto del campus alicantino destaca el Octodon degus, un roedor diurno -generalmente son crepusculares-, que se ha usado como modelo de alzheimer porque desarrolla placas beta-amiloides de forma espontánea. Varias líneas investigadoras instaladas en la UA sobre Alzheimer y cronobiología trabajan con estos roedores.

Ana María Madariaga, directora del animalario de la UA y del de la Universidad de Castellón, advierte que «con la crisis cayó bastante el número de animales y de investigadores». Algunos pasaron a trabajar con humanos y no han vuelto a ensayar con animales. Sin embargo, la tendencia ha cambiado. «En los tres últimos años la actividad ha aumentado. Aunque lentamente, nos estamos recuperando», asegura Madariaga.