El que fuera administrador concursal del Elche CF hasta el pasado mes de abril sustituye a María José Hidalgo en la presidencia del Rotary Club Elche, un reto «ilusionante» que le obligará a «redoblar esfuerzos» en su día a día.
Carlos Pérez Pomares apuesta por ahondar en las labores sociales y humanitarias que lleva a cabo el club en la ciudad porque «hay muchas familias ilicitanas que están necesitadas de lo más básico».
¿Qué objetivos se traza en la presidencia del Rotary Club Elche?
Uno de los objetivos que tenemos tanto el presidente del otro club rotario de la ciudad, Pedro Miralles, como yo, es dar sentido a uno de los lemas de este año, que es «Elche ciudad rotaria». Ya somos dos clubes, el Illice y el Elche Rotary, y este viernes se ha constituido el club de los jóvenes, el Rotaract Elche, en el que tenemos puestas muchas ilusiones. A nivel particular del club, los objetivos para este años son realizar una serie de labores humanitarias, que es por lo que se distinguen los rotarios en todo el mundo. Vamos a seguir colaborando con Cáritas y otras organizaciones solidarias y humanitarias de este tipo, tanto religiosas como no, y también tenemos como objetivo ayudar en varias instituciones de enseñanza de Elche, entre ellas el IES Sixto Marco y el IES Misteri d'Elx.
¿De qué la labor de las que vienen desarrollando se siente más orgulloso?
Sería muy difícil resumir o decir una sola, pero personalmente, y por lo que me toca, de la colaboración del club con las instituciones solidarias y de ayuda humanitaria de Elche, especialmente con Cáritas. Aún así, son varias, y entre ellas también se encuentran otros tipos de ayuda a instituciones de la ciudad, como es el caso del Patronato del Misteri d'Elx.
¿Desde cuándo está vinculado al club?
Desde hace cinco años, y ahora me toca afrontar este reto difícil de ser presidente; sobre todo porque la presidenta anterior, María José Hidalgo, lo ha hecho francamente bien y ha situado muy alto el listón para los que venimos detrás.
¿Qué hay que hacer para ser rotario?
Venir con ganas de ser solidario y de ayudar a la comunidad en la que estamos, que, aunque no nos lo creamos, tiene muchísimas necesidades, pero por nuestras normas rotarias internas sí se necesita que todos los socios de un club estén de acuerdo en aceptar a un nuevo miembro.
¿Cómo afronta este desafío?
Con muchísima ilusión. El problemas es que por mi trabajo, yo soy abogado, voy siempre corriendo de un lado para otro, cumpliendo plazos y objetivos, y tengo muy poco tiempo. No voy a tener más remedio que redoblar los esfuerzos de tiempo para poder desarrollar esta labor que, desde luego, es ilusionante.
¿Cuánta gente se beneficia de esta labor desinteresada en la ciudad?
La verdad es que mucha gente y muchos colectivos, porque no solo desde mi club, sino también desde el Rotary Club Elche-Illice, se han hecho tantas actividades de carácter solidario y humanitario. Podemos decir que muchas familias de Elche que están necesitadas de lo más básico se han podido beneficiar de ellas.
¿Qué le diría a la gente que tiene la sensación que son un grupo cerrado y de tradiciones antiguas?
Pues que es todo lo contrario. Si fuéramos un grupo cerrado no habría un millón y medio de rotarios repartidos por todo el mundo ni 35.000 clubes. De hecho, queremos abrirnos y darnos conocer aún más, y por eso estoy yo aquí en estos momentos. Invitamos a toda la gente que quiera acercarse a nuestras reuniones a que venga, que participe y que nos conozca.
