Para muchos vecinos de la pedanía de La Marina, la playa de El Rebollo es algo así como un espacio cerrado, una zona del litoral a la que consideran que no tienen acceso, por el más de un kilómetro que hay que recorrer a pie, ante la imposibilidad de llegar en coche hasta la zona más próxima a la primera línea para descargar y dejar a las personas con movilidad reducida antes de aparcar.

Hay más. El estado de la pasarela para cruza la pinada, y las barandillas de madera que delimitan el camino tampoco es que inviten mucho a disfrutar del paseo, por el estado de abandono en el que se encuentran.

Los que más transitan por la pasarela son los turistas que se alojan en el camping La Marina. Uno de ellos decía ayer por la mañana, mientras se desplazaba hasta la playa con su familia, que «todo el mundo comenta lo mismo. El mal estado del camino, con las barandillas de madera derribadas en el suelo».

Este turista bajaba a la playa por el camino de asfalto porque no se atrevía a pasar por la pasarela que cuenta con algunos tramos peligrosos debido al mal estado del material. Hay tramos devorados por las termitas, con los soportes por los suelos, que hacen que pasar por la pasarela, cargados con toallas, sombrilla, nevera y demás enseres playeros, suponga una verdadera aventura.

A diferencia de otras pasarelas que dan acceso a las playas del litoral ilicitano, y como recordó ayer la concejal de Turismo, Mireia Mollà, estas no las mantiene el Ayuntamiento y dependen de la Conselleria de Medio Ambiente, que las habilitó para evitar que los peatones bajasen a la playa por el camino por el que antes transitan los vehículos. Ahora esta cortado. La pinada es de la Conselleria y es esta Administración la que debe conservarla, sostiene la concejal.

Los propios vecinos denuncian el abandono de la infraestructura, y que sus desperfectos forman parte del paisaje porque nadie se ocupa de mantenerla. La pedánea de La Marina, Mari Carmen Molina, decía ayer que «como los vecinos no utilizan el mobiliario, porque hacen falta buenas piernas para llegar a la playa, está abandonado». Una realidad que contrasta con los cientos de turistas que aprovechan su estancia en uno de los mejores campings de España, según la opinión de los usuarios de este tipo de instalaciones, para bajar a esta playa, donde sí pueden llegar con un tren que pone el complejo a sus disposición.

Un privilegio que también quieren los vecinos. «El acceso hasta la playa en vehículo debería estar abierto para todos», decía la pedánea, que recordaba que en otras playas de Elche los vehículos tienen zonas de carga y descarga, aunque luego haya que dejarlos en los aparcamientos habilitados.