Aquellos ilicitanos, alicantinos, eldenses, albaceteños, madrileños, murcianos o vascos que, en su mayoría, mantienen su segunda residencia en Arenales del Sol están regresando estos últimos días a lo que suele ser su segunda residencia para adecentarla de cara al verano. Las altas temperaturas y el fin del curso escolar y académico marcan el arranque de la temporada alta en este enclave turístico, que se transforma con la llegada de miles de residentes y la reapertura de veteranos establecimientos y otros nuevos. No obstante, las carencias o los problemas continúan casi igual o incluso se han agravado, como es el caso del hotel de Arenales del Sol.

Los que no han regresado desde el pasado estío se han encontrado con un inmueble que arroja una imagen mucho peor que la del año anterior. Se fueron con un edificio ruinoso, pero al menos cubierto con lonas, que anunciaban su reapertura este verano, y se han encontrado ahora con un esqueleto, escombros, vallas y una laguna verde en su interior, así como un socavón en la calle Flores sin reparar desde el invierno.

Es más, la demolición de la vieja estructura del hotel de Arenales ya será inviable este verano. La empresa encargada de tirar abajo el esqueleto sigue sin recibir la aprobación del Consell para retirar el amianto y, con la llegada de julio, entra en vigor una ordenanza que prohíbe hacer obras de demolición en la zona costera, con el fin de evitar que se levante polvo y se generen ruidos excesivos.