? Sin duda, lo más llamativo del portal de la economía sumergida es el anonimato, que garantiza que el empresario pueda tomar represalias contra el trabajador. Juan, del que omitimos su apellido precisamente para preservar su identidad, tomó la decisión de denunciar a su empresa hace unos meses, tras reducir un 30% un salario que ni tan siquiera llegaba a mileurista, de la noche a la mañana y sin rebajar la carga de trabajo. «No podíamos aludir a ningún tipo de convenio porque la mayoría no teníamos contrato», asegura. «El hecho de que te garanticen el anonimato es crucial. Nosotros fuimos directamente a la inspección y, pese a que nos garantizaron que no saldría nuestro nombre, desde que denunciamos hasta que vino la inspección, vivíamos con miedo. Eso es lo que calla a los trabajadores». En su caso contribuyó para regularizar a buena parte de la plantilla, aunque otros, que trabajaban en un turno distinto, fueron despedidos. El caso de Lucía es bien distinto. Le encantaría denunciar las horas que hace de más en el bar, donde realiza jornadas de hasta diez horas con un contrato de dos y media, para las comidas, pero «somos dos y aquí el anonimato no sirve».