Reconstruir un tiempo tan importante y significativo como la Transición desde la información contenida en los carnets de afiliados de CC OO durante el golpe de Estado del 23-F, en 1981. Ese es el objetivo que se ha trazado la Cátedra Pedro Ibarra de la UMH con el tesoro custodiado durante 36 años por el sindicalista Pepe Fernández, quien tras ver que el general Milans del Bosch desplegaba los tanques por el centro de Valencia la noche del asalto al Congreso de los Diputados decidió ocultar las fichas de afiliación al sindicato. El golpe militar comandado por Tejero podía triunfar y había que evitar posibles represalias.

La colección documental conservada por este veterano militante de CC OO y del PCE desde 1981 constituye hoy una fuente de investigación especialmente relevante para reconstruir el tejido económico de Elche durante la Transición por sus diferentes sectores productivos. «En estas fichas están todas las empresas de la ciudad por sectores, muchas de ellas ya desaparecidas, con su número de trabajadores, si eran hombres o mujeres... Aquí está la ciudad de Elche al completo», aseguró ayer Miguel Ors, director de la Cátedra Pedro Ibarra, durante el acto de entrega de estos 15.000 carnets de afiliados en la sede del sindicato con motivo de su 50 aniversario. «Tenemos mucho trabajo por delante», añadió Ors, quien ensalzó que, «gracias al esfuerzo de estos hombres, hoy vivimos mejor».

Martín Carpena, secretario de organización de CC OO en la comarca cuando se perpetró el fallido golpe de Estado, enfatizó «el ejemplo que dio la ciudadanía cuando el fulano este -Tejero- entró al Congreso atentando contra la democracia». Carpena, que por aquel entonces tenía 28 años, fue el primero en dar la voz de alerta en la antigua sede del sindicato, en la calle Mariano Pérez Vives, sobre lo que estaba sucediendo en Madrid. «Llamé a la administrativa para que sacara todos los ficheros sin que nadie lo supiera y le dijera a Pepe Fernández que los escondiera», rememoró ayer Carpena con los «pelos de punta» mientras recordaba la secuencia de los acontecimientos. Dicho y hecho. Fernández accedió clandestinamente a la sede de CC OO, en plena madrugada, y, tras romper la puerta de entrada con una pata de cabra, hizo desaparecer para siempre los carnets de afiliados. Hasta ayer.

En un primer momento, Fernández ocultó tan valiosa información en un tamarindo de enormes dimensiones que sobresalía en una casa vieja existente en el Camino Viejo de Santa Pola. Pasado un tiempo prudencial, abortado ya el 23-F, decidió trasladar las fichas de los afiliados a su casa particular, donde han permanecido a buen recaudo los últimos 36 años.

Documentos «artesanales»

Las fichas rescatadas para ahondar en los estudios de la Transición están rellenadas tanto a máquina como a mano con los nombres de los afiliados, la empresa en la que trabajaban y su cargo, además de reservar un espacio para justificar el pago de las cuotas mensuales, de entre 25 y 100 pesetas de la época, mediante unas pequeñas pegatinas justificativas.