El Consell ha reforzado los medios de extinción y prevención de incendios forestales, en un verano de riesgo extremo debido a las elevadas temperaturas y a la gran cantidad de maleza y árboles caídos que se concentran en los montes como consecuencia de los temporales del pasado invierno. Dos drones se incorporan al dispositivo para perimetrar y detectar puntos calientes, mientras que tres unidades de bomberos forestales que hasta ahora eran de refuerzo pasan a tener la condición de permanentes, una de ellas en la provincia de Alicante.
La Comunidad Valenciana y, por extensión, la provincia de Alicante, se enfrentan a una de las campañas de incendios forestales de mayor riesgo en los últimos años, fruto de las excepcionales condiciones climatológicas y de las consecuencias que han traído consigo. Después de cuatro años de extrema sequía, en que el arbolado de los montes se debilitó hasta niveles insospechados, las intensas lluvias del pasado invierno, lejos de resultar una solución para el riesgo de incendios, han tenido unos efectos contraproducentes. Las abundantes precipitaciones propiciaron que la maleza y el monte bajo se desarrollaran en los meses posteriores con más intensidad de lo normal, adquiriendo también una envergadura mayor.
Por si esto fuera poco, los temporales fueron en forma de nieve en las partes más elevadas de la provincia y acompañados por fortísimas rachas de viento, lo que trajo consigo la caída de centenares de árboles, así como la rotura de miles de ramas.
Pese a los esfuerzos de la Conselleria de Medio Ambiente por retirar este peligroso combustible de los montes públicos y, en especial, de los parques naturales, lo cierto es que a día de hoy esa huella de devastación todavía es muy visible, sobre todo en los terrenos de carácter privado. Las comarcas más afectadas son las de l'Alcoià y El Comtat, así como las partes más elevadas de las Marinas.
Por si todo esto fuera poco, desde el pasado mes de enero las precipitaciones han sido prácticamente inexistentes, lo que unido a las elevadas temperaturas que se vienen registrando en las últimas semanas, han convertido los montes en un auténtico polvorín.
Expertos consultados por este diario han equiparado la situación actual a la que se vivía en 2012, después de unas nevadas que también propiciaron graves destrozos en el arbolado y que tuvieron en el trágico incendio de la Torre de les Maçanes el terrible desenlace.
Todo este contexto no ha pasado desapercibido para el Consell, que ha decidido reforzar los medios de extinción de incendios de cara a este verano. Ayer tuvo lugar la presentación de la campaña una cita en la que estuvo presente el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, quien resaltó que la cooperación entre todas las instituciones implicadas, intensificada en los dos últimos años, es la medida «más eficaz» para luchar contra el fuego. A la cita, de hecho, acudieron representantes de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), la Unidad Militar de Emergencias (UME), la Delegación del Gobierno, Protección Civil o el Seprona, entre otros. El jefe del Consell agradeció el compromiso de todos a la hora de sumar talento y generar sinergias que minimicen un riesgo que, en la Comunidad «existe los 365 días del año».
Una de las novedades presentadas en la jornada es la incorporación de dos drones diseñados para ayudar en tareas de perimetración, así como para detectar puntos calientes a través del uso de cámaras térmicas o elaborar mapas de riesgo. Además, podrán realizar vuelos que permitirán planificar el trabajo durante la noche y trazar estrategias en las primeras horas de la mañana. Puig enfatizó que estos dispositivos suponen una aplicación tecnológica de «primera división», y recordaba que la Comunidad ha sido la primera en aprobar un decreto de regulación de estas aeronaves pilotadas por control remoto.
Para la campaña 2017, la Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias ha convertido en anuales tres unidades de bomberos forestales que hasta ahora eran de refuerzo, a las que ha dotado con tres nuevas autobombas. Se trata, en el caso de la provincia, de la unidad situada en Xixona, mientras que en Castellón es la de Segorbe y en Valencia la de Navarrés.
Así las cosas, durante el período de mayor riesgo, hasta el 30 de septiembre, la Comunidad dispondrá de 56 unidades de bomberos forestales, 12 de ellas en la provincia de Alicante, a lo que hay que sumar 45 autobombas, 10 en territorio alicantino. En lo que respecta a los medios aéreos asignados a la Comunidad, hay dos nuevos helicópteros de coordinación, seis de extinción y uno más de gran capacidad, además de dos aviones anfibios y siete cargas de tierra. Alicante, en concretó, dispondrá de dos helicópteros y otros tantos aviones. A todo ello hay que sumar los bomberos del Consorcio Provincial.
