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La distinción del oficio de palmerero como BIC sólo protegerá la trepa tradicional en el Palmeral histórico

El uso de la cuerda típica para podar en altura fuera del centro tendrá que esperar a que el Ministerio haga una excepción de la ley

La distinción del oficio de palmerero como BIC sólo protegerá la trepa tradicional en el Palmeral histórico

El reconocimiento del oficio de palmerero como Bien de Interés Cultural (BIC) servirá para dar protección a uno de los gremios claves dentro de los huertos históricos Patrimonio de la Humanidad, pero todavía será insuficiente para que el sector pueda utilizar su sistema tradicional de trepa fuera del espacio protegido por la Unesco. Aunque los trabajadores consideran que este paso al frente supone un importante avance en la puesta en valor de la profesión, creen que esta distinción, que irá incluida en la Ley del Palmeral, cuyo borrador se presentará durante la sesión del Patronato de esta mañana, se quedará corta para atender uno de sus principales reclamos.

Frente a ello, desde el Ayuntamiento, reconocen que, aunque no es la solución definitiva esta declaración, se trata de un avance de peso para tener más posibilidades de cara a este reclamo histórico. «El objetivo final es que los palmereros puedan subir en todos los lados con la forma tradicional y con su cuerda. Para conseguir esa excepcionalidad cultural en la ley que debe otorgar el Ministerio de Trabajo es imprescindible crear una argumentación», señaló ayer el concejal de Palmeral, Antonio García. El responsable del área admitió, al mismo tiempo, que «la existencia de una ley en la que se reconozca el oficio de palmerero como BIC hace mucho más relevante ese argumento».

Desde septiembre del año pasado, los operarios municipales suben a lo alto de las palmeras para realizar las distintas labores de mantenimiento con una nueva cuerda de seguridad, que se suma a su sistema de toda la vida. Esta alternativa iba a durar hasta que el Ministerio de Trabajo acredite el uso del sistema tradicional. Sin embargo, en los enclaves en los que es posible, los palmereros ya se han visto obligados a dejar de trepar por los ejemplares y lo hacen a través de una grúa.

Para evitar irregularidades en materia de riesgos laborales, los trabajadores municipales se han visto obligados a utilizar una nueva herramienta hasta que el Ministerio de Trabajo se decida a realizar una excepción en la ley, pese a que el sector defiende que su cuerda tradicional es segura y más cómoda para realizar la poda en altura con más rapidez.

Ante la falta de garantías que tendrá el BIC para acreditar el uso del sistema tradicional en cualquier palmera, independientemente del lugar en el que esté plantada, si no es en el Palmeral histórico, el gremio de los palmereros opina que aún queda mucho por avanzar y que el reconocimiento cultural es «agridulce».

De ahí que desde la Asociación de Palmereros de Elche (Apelx) no hayan escondido su malestar por considerar que el Ayuntamiento no ha tenido en cuenta, al menos por el momento, al gremio para articular el borrador de la Ley del Palmeral, en el que se pretende dar la protección al oficio tradicional.

No obstante, esa normativa en la que ha trabajado el equipo de gobierno todavía tendrá que ser aprobada en las Cortes valencianas, después de que en la jornada de hoy sea debatida en una sesión pública del Patronato del Palmeral, con la presencia del conseller de Cultura, Vicent Marzà.

El futuro reglamento, que se renovará por primera vez en 30 años, centrará la cita anual junto a un examen de la situación del Patrimonio de la Humanidad, sus desafíos y sus avances.

En concreto, la delimitación de los usos del Palmeral marcará el grueso de esta nueva normativa, que pretende blindar del ladrillo los huertos históricos y el núcleo urbano, pero que levantará algo más la mano en las zonas rurales.

Con la propuesta municipal, habrá dos zonas claramente diferenciadas. Estará prohibido construir viviendas y colegios en los huertos de la ciudad. Lo sí que estará permitido será la rehabilitación, pero en ningún caso la ampliación. Por contra, en las zonas que se encuentren en el área de tutela rural, esto es, en el campo, el tripartito quiere permitir un uso residencial y turístico, pero con restricciones. Solo se podrá construir en un 2% de las parcelas y las edificaciones no podrán superar las dos plantas de altura.

No en vano, una de las grandes particularidades de la Ley del Palmeral es que, de ser aprobada por el Consell, las viviendas ya construidas situadas en huertos de la ciudad podrán convertirse en hoteles o restaurantes. Con esta medida, el objetivo que busca el Ayuntamiento es garantizar la sostenibilidad del espacio y, al mismo tiempo, poner en valor aquellos enclaves donde ya hay un uso residencial privado, según fuentes que han participado en la redacción de la propuesta.

Se trata de una transformación que irá sujeta a una serie de condicionantes, como la presentación de un informe de integración paisajística, y siempre y cuando se respete la condición agrícola del huerto, con su esencia natural, como el sistema de riego tradicional. Esa normativa, tal y como ahora está redactada, recoge que «podrán autorizarse cambios de uso si se considerara conveniente, siempre tratándose de residencial privado a uso hotelero u hostelero». No al revés.

Lo que no estará permitido es convertir un hotel en una vivienda. No obstante, el Ayuntamiento siempre se encargará de estudiar caso por caso los proyectos.

Más novedades

El reconocimiento del oficio de palmerero y de la artesanía de la palma blanca como BIC, junto a la delimitación de los usos del suelo irán completados con otros ejes en la futura normativa.

La nueva ley recoge que la Junta Gestora del Palmeral tendrá potestad sancionadora y que habrá un Servicio de Inspección del Palmeral para multar. También contempla el compromiso de financiación por parte del Consell y del Ayuntamiento o la convocatoria pública del Patronato con voz a las asociaciones cívicas.

Otro de los compromisos que incluye el nuevo documento será dotar de mayor autonomía de gestión a la Junta Gestora, permitiendo al vicepresidente del Patronato (el alcalde) convocar nuevas sesiones y evitar el bloqueo institucional en caso de que el presidente (el conseller) no lo haga como ocurrió en anteriores mandatos. Además, el Patronato deberá realizar una memoria anual de responsabilidad social del Palmeral.

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