La agricultura debe ser entendida como una empresa, admiten los ilicitanos que siguen dedicándose al campo, que sostienen que hay que contar con una plantilla fija para evitar que llegue la temporada de recogida y que falten manos.

El agricultor José Antonio Mollá explica que «tengo a tres personas conmigo desde hace ocho años. Si no fuera así ahora tendría problemas para recoger la cosecha de brevas, que es lo que le pasa a los agricultores más mayores, que necesitan ayuda cuando llega la época de recolección».

Mollá dice que «es una pena que habiendo trabajo, no tengamos a gente dispuesta, por lo que llegará el invierno y tendrán que trasladarse cuadrillas desde la Vega Baja para podar los árboles».

Este agricultor de Matola empezó en el sector con una empresa familiar pero con el tiempo se ha quedado solo al frente del negocio. «Trabajaba con mi hermano, mi padre y mi madre. Todos colaborábamos, pero ahora estoy solo y he tenido que cambiar la mentalidad para gestionar la agricultura como una empresa para seguir trabajando».

Entre los temporeros que resiste en el Camp d'Elx está Ibrahim, que procede de Senegal. Este hombre lleva más de cinco años dedicado a la agricultura, trabajando para los agricultores ilicitanos que requieren de su ayuda para recoger las cosechas, y dice que «estoy contento porque siempre tengo trabajo, y gano un sueldo que está bien para atender mis gastos». El senegalés explica que «tengo a compañeros que están muy contentos con el trabajo», aunque reconoce que algunos se han marchado de regreso a su país de origen.