Si ya es difícil medir los excesos de ruido a través de limitadores y sonómetros en los locales de ocio por parte de los ayuntamientos, hacerlo en la calle multiplica las complicaciones. El tripartito quiere incluir en su nueva Ordenanza de Protección contra la Contaminación Acústica un sistema tecnológico para evitar conflictos con los denominados ruidos «puntuales y localizados», muchos de los cuales se suelen generar en la calle por prácticas como carga y descarga o incluso por los que puede conllevar una mudanza. Sobre todo, quieren perseguir aquellos que se repiten a diario y traen de cabeza a los vecinos de alrededor.

La tecnología se basa en un aparato, denominado sonógrafo, que registra el nivel ruido en tiempo real y que se colocaría en un punto cercano donde se sospeche, a partir de las que quejas que se están produciendo por esas molestias sonoras, según detalla el concejal de Aperturas, Carlos Sánchez.

De esta manera, los técnicos conocerían si realmente se están sobrepasando los límites de sonido permitidos. Con esta tecnología se obtiene una ventana temporal mucho más amplia porque se pueden guardar datos durante un largo periodo. Por otro lado, este sistema también está pensado para medir el ruido en interior de ciertos negocios como un lavadero de coches o incluso un bar sin limitador.

La actual ordenanza ya trataba de regular este tipo de sonidos. Por ejemplo, en su artículo 50, precisaba que «la carga y descarga y el reparto de mercancías deberá realizarse adoptando medidas y precauciones necesarias para reducir al mínimo la contaminación acústica. Dichas actividades se desarrollarán sin producir impactos indirectos en el vehículo, empleando las mejores técnicas para evitar el ruido producido por el desplazamiento y la trepidación de la carga durante el recorrido de reparto». De hecho, añadía un segundo punto concretando que quedaban prohibidas estas operaciones en horario nocturno, salvo que se disponga de la oportuna autorización y no ocasionen molestias a los vecinos.

«El problema es que cuando alguien se salta este tipo de puntualizaciones de la normativa es muy complicado pillarle. A veces, cuando van los técnicos, quizá ya se ha ido el camión que se ha convertido en el foco del problema o ha dejado de generar el sonido que molestaba al denunciante. Con estos micrófonos dispondremos de una información real de lo que exactamente está ocurriendo y, a partir de ahí, obraremos en consecuencia», manifiesta el responsable del área Aperturas, que pasará esta pretensión municipal por una mesa en la que se incluirá a los sectores implicados en la problemática del Ruido, antes de la aprobación definitiva de la ordenanza.

La contaminación acústica que se genera en las terrazas de los establecimientos de hostelería o en la puerta de los locales de ocio nocturno es otro asunto que trae de cabeza a la Administración local. Hasta ahora, el tripartito ha intentado establecer varios controles e incluso campañas, de cartelería, solicitando a los clientes que bajaran el tono y respetaran a los vecinos.

Uno de los objetivos de Aperturas es incrementar la responsabilidad de los propietarios de los negocios con relación al jaleo exterior, para que se impliquen en reducirlo todo lo que puedan. Sobre todo, en sus veladores. Un tema que generó debate en la mesa de diálogo que se convocó, el pasado mes de abril, entre representantes de hosteleros, asociaciones vecinales y miembros de la Corporación. La Asociación de Afectados por el Ruido se mostró bastante reacia a secundar un borrador de convivencia al no estar de acuerdo con el tipo de medidas sonoras que se efectuaban en las terrazas, entre otras cosas.

Un contacto 2.0

La Concejalía de Aperturas también tiene la intención de impulsar, con la ayuda de la nueva ordenanza, una Oficina Virtual para atender a las consultas de ciudadanas con relación al ruido. «Este tipo de gestiones se hacen actualmente a través de las OMAC o del propio área municipal de Aperturas. De esta manera se le facilita a la gente resolver dudas sobre, por ejemplo, qué tipo de decibelios se permiten en un local o hasta qué hora pueden estar desarrollando cierta actividad que implique música», indica Carlos Sánchez. Aunque las quejas y las denuncias sí que se tendrán que presentar por escrito, «esta es una buena forma de detectar, de manera más sencilla, en qué parte de la ciudad puede haber mayores conflictos vinculados a contaminación acústica».