Pese a que la asamblea de ayer transcurrió con un notable aire de tranquilidad, respecto y cierto acercamiento entre todas las familias del PSOE, lo cierto es que el consenso alcanzado para cerrar la lista de delegados para el congreso provincial de hoy no será lo suficientemente fuerte como para acabar con las rencillas internas del partido. Los ánimos están mucho más calmados que antaño, pero esa división entre varios sectores sigue latente, y se dejó ver ayer tímidamente.

Las conversaciones entre militantes fuera de la sede del PSOE a medida que iban avanzando las votaciones y esperaban a que el resto hiciese lo propio, así lo evidenciaban. Buena parte de la militancia trataba de dejar claro que, pese a ser «sanchista», no se sentía representada por Alejandro Soler, la cabeza visible en cuanto al apoyo de la candidatura del que hoy es secretario general del PSOE a nivel estatal. En cuanto al grupo de militantes que ha apoyado hasta ahora a Carlos González, también han sido muchos los que han manifestado su desacuerdo con que el secretario general ilicitano apoyase a Susana Díaz.

Conscientes de esto, González insistió ayer de nuevo en separar la agrupación local de la elección a secretario general a nivel estatal, y atribuyó esta disparidad de criterios a que «esto es un partido en el que la militancia participa en un debate que expresa la pluralidad de una forma democrática. Hay militantes que tienen toda su confianza puesta en esta ejecutiva (la local) y que han votado a Pedro Sanchez. Y no pasa absolutamente nada».