Joe Crepúsculo, alter ego del músico catalán Joël Iriarte, lleva ya casi una década componiendo discos que algunos califican de «rarunos», pero que se convierten en un recurso ideal de los discjockeys para poner a bailar al respetable. Su fórmula tira de los más popular de la sociedad musical: verbeneo, reggaetoneo y sintetizadores más cercanos a Chimo Bayo que a los alemanes Kraftwerk. Aunque con un punto artístico que lo ha convertido en «musa» de grandes realizadores de la industria del videoclip como Luis Cerveró. Solo hay que recordar obras maestras como «Suena Brillante», en la que con alguna copa de más, hacía de maestro de ceremonias de un concurso delirante con una estética surrealista y onírica.

Donde tendrá que animar hoy el cotarro es en la fiesta central del Festival Diversa, que protagoniza, a partir de las 21.30 horas, en el Centro de Cultura Contemporánea L'Escorxador, junto a otros artistas como La Prohibida, referente también del petardeo electropop, y la dj Soy una Pringada.

Allí presentará «Disco Duro», su último álbum, en el que asegura haber bajado de revoluciones. «Creo que cuando reduces la velocidad en la música ganas en intensidad. Te puedes centrar en más detalles que cuando vas tan rápido. Eso no quita que las canciones hayan dejado de funcionar en directo. Sigue siendo un sonido con mucho bakalao, aunque quizá con contrastes diferentes a los propuestos en otros discos», indica este indagador musical, que a lo largo de su carrera se ha acercado a estilos latinos u otros más emergentes como el trap.

Sus nuevas variaciones las ha aplicado también a la hora de grabar, combinando sintetizadores digitales y analógicos. Un juego de sonidos y de conceptos. «Sigo apostando por crear un mundo paralelo y diferente a través de la música, que cuente con un punto exótico, un punto divertido, artístico... Pero, sobre todo, un mundo en el que la gente se sienta cómoda y que sea honesto conmigo, que sea un espejo de mí», manifiesta el padre de nuevos temas como «Pisciburguer» o «Una demonio con piel de cordero».

Este hombre mirada inquietante, con buen sentido del humor, se identifica como un nuevo «crooner casposo» de todo lo que nos rodea. Aunque sí que hay cosas que realmente le molestan, como la necesidad de ser políticamente correcto en cualquier faceta cultural. «Pienso que Internet, actualmente, es como un pantano de agua podrida y las redes sociales se retroalimentan a sí mismas en lo que a odio se refiere. Hay una parte hedonista en la que solo nos importa ver cómo la gente interacciona con lo que ponemos. Se está perdiendo lo bonito de una manera muy chabacana», resalta Iriarte que, en la dimensión política más terrenal, llegó a componer una canción para Podemos.

Con relación a las problemáticas con las que lidia el colectivo LGTBI, al que va dedicado el festival en el que participa, considera que «estamos mejor que antes y en otros sitios, pero aún hay mucho por lo que luchar, ya que se sigue criminalizando a gente por estas cuestiones».