Los planes que tiene el Consell para La Marina, tras redactar la primera resolución del Plan de Ordenación del Litoral (Pativel), han dado lugar a que se cree ahora un frente común para pedir menos edificabilidad en la pedanía costera. Si hasta el momento había vecinos que rechazaban el dictamen de la Generalitat por un blindaje contra el ladrillo que consideraban excesivo, ahora hay un colectivo que carga contra los planteamientos del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que sí serán viables en otros sectores de la pedanía. Algo que permitirá el desarrollo urbanístico sin las restricciones autonómicas, en casos como los de los sectores MR-5 y MR-7, que finalmente permanecerán clasificados como suelo urbanizable, después de que la Generalitat haya tenido a bien las alegaciones municipales. Con este panorama, el Institut d´Estudis Comarcals del Baix Vinalopó, La Marina Espai Natural, la Associació per al Desenvolupament Rural del Camp d´Elx (ADR), Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA), Attac-País Valencià y Margalló-Ecologistes en Acció d'Elx se han unido para defender una apuesta por un modelo económico sostenible para La Marina, según defienden. Varios de estos colectivos presentaron en su día alegaciones al Pativel, documento que, en líneas generales, veían como positivo de cara a preservar los valores paisajísticos y ambientales del lugar.

De esta manera, uno de los objetivos que se plantea la nueva plataforma es ser un interlocutor en la elaboración del nuevo PGOU, con el fin de que sea transparente y participativo, y que tengan en cuenta los intereses generales, «y no los de unos pocos». De hecho, consideran que el Plan General «es un documento hecho a medida de promotores urbanísticos cuyo desarrollo hubiera supuesto una auténtica catástrofe».

Así, en medio de esta tormenta que ha sacado a la luz a defensores y de detractores del Pativel, la nueva la plataforma se ha marcado el reto de trasladar a la población alternativas sostenibles para el desarrollo de la pedanía ilicitana en la que creen que todavía hay potencial para sacar partido.

De hecho, tal y como anunció anteayer el tripartito, La Marina todavía tiene un total de 1,1 millón de metros cuadrados de suelo con posibilidades para desarrollarse urbanísticamente. Sin embargo, frente a esos valedores de un modelo sostenible que respete el medio ambiente, hay otro bando, y es el de los vecinos y el de la oposición municipal, que rechazan el plan de la Generalitat porque interpretan que supondrá el «abandono» de la zona más protegida.

En este grupo, representado por la Asociación de Vecinos Pinomar y de residentes de La Marina, en general, no ven con buenos ojos ese blindaje que se pretende dar a un espacio de la costa. En concreto, se trata de una franja de 250 metros, la más próxima a la pinada, incluida dentro del sector urbanístico MR-10, donde el Consell ha propuesto otorgar el máximo nivel de protección, tras ignorar las alegaciones del Ayuntamiento.

Para esta zona, clasificada como no urbanizable, los vecinos contrarios al Pativel proponen que el Ayuntamiento se quede con las parcelas, que ahora están en manos privadas, para construir paseos, huertos ecológicos parques y jardines públicos, además de un camino al borde de la pinada para que puedan llegar los servicios de emergencias. Unas reivindicaciones, que según esta agrupación, servirían como motor turístico para la pedanía costera.

Mientras, como la resolución de la Generalitat no es firme y hay un segundo período de exposición pública abierto, los contrarios al Pativel tienen claro que volverán a presentar alegaciones e incluso planean protestas para hacer públicos sus planteamientos.