Nuevo «tour de force» en el PSOE ilicitano. Alejandro Soler, anterior dirigente del partido y exalcalde, tras la victoria de Pedro Sánchez, trata de sacar cabeza en el seno de la agrupación ilicitana, aprovechando tirón. Ha recobrado nuevas fuerzas, sobre todo frente a su sucesor, Carlos González, quien claramente ha pinchado esta vez en su apuesta, al igual que ha ocurrido con las cabezas más visibles del aparato a nivel autonómico y nacional. No obstante, en este caso, el líder de los socialistas ilicitanos sabe cómo están los ánimos, lo reconoce y lo asume, por lo que, de cara a lo que pueda pasar en el futuro, es conocedor de que no es momento de tensar la cuerda ante sus rivales internos, sino de evitar realizar cualquier demostración de fuerza y sí de mostrar generosidad. Al menos, de momento.

Tras la contundente victoria de Pedro Sánchez Pérez-Castejón en Elche (294 votos frente a los 170 para Susana Díaz y 35 para Patxi López), la mayoría de la militancia ha mandado un mensaje claro a los dirigentes del partido a nivel local (autonómico y federal): no piensan igual que buena parte de la ejecutiva y, por tanto, se debe escuchar más todavía a las bases y a los simpatizantes.

Viejas heridas

Las elecciones municipales están ya a sólo dos años vista, gobernar en un tripartito desgasta mucho, ya que obliga a realizar muchas concesiones, y todos los socialistas tienen muy presente el fantasma de las pasadas primarias, donde en Elche se presentaron hasta cuatro candidatos (el propio González, José Pérez, María Dolores Asencio y Ramón Abad), lo que da una idea de hasta qué punto estaba fragmentada la agrupación local, cuyo censo en estos momentos no llega a 600 ilicitanos, según fuentes del PSOE.

Heridas que no se han cerrado del todo, pese a que se quiera hacer creer lo contrario, obligan a maniobrar ahora, tras ir buena parte de la ejecutiva por un lado y la mayoría de la militancia del PSOE ilicitano por otro, con cautela, a replegar un poco las velas y buscar puertos de cobijo a la espera de encontrar otros momentos con viento más favorable. El domingo, para el aparato, se perdió una batalla. Y este sábado que viene hay que tratar de que no se pierda otra o al menos aparentarlo.

Y es que poco antes de las 13 horas de ayer militantes socialistas empezaban a recibir, por correo electrónico, la convocatoria de la asamblea local donde este sábado, a partir de las 17 horas, toca proponer a los 13 delegados que enviará Elche al congreso provincial, todo ello con la vista puesta en última instancia en la cita federal de junio. Poco minutos después tenía lugar ya un primer contacto entre los que aseguran que, tras el pasado domingo, ya no hay sanchistas ni susanistas.

Grietas

A menos de una semana después de la victoria de Pedro Sánchez sobre los de Díaz, el PSOE, en ésta y demás agrupaciones de la provincia, está obligado a no dar la imagen de un partido más agrietado aún de como estaba el domingo, de evitar a toda costa el rearme de las confrontaciones internas entre distintos sectores del partido y sí de ir todos a una, por muchos sapos que se tenga que tragar más de uno. Se trata de mantener el mar en calma en los próximos meses, ya que, a buen seguro, conociendo la agitada e intensa vida interna de este partido, se volverá a perturbar cuando se acerque el tiempo de elegir a los candidatos para repetir en los cargos.

Pero hasta entonces aún queda mucho. De momento, donde hay que fijar la vista es en si al PSOE ilicitano le va a costar elaborar su lista, qué 13 nombres salen finalmente adelante y cuáles se quedarán por el camino.

Alejandro Soler, coordinador provincial de la Plataforma de Apoyo a Pedro Sánchez, y Carlos González, que apostó por Susana Díaz, coincidían ayer en señalar que debe haber una lista única de consenso.

«Entiendo que la asamblea del sábado es para elegir delegados y mi obligación es trabajar para que haya una única lista de consenso, que refleje el sentido de la militancia expresado en la votación de las primarias. Es el mismo proceso dividido en dos partes: por un lado, está la elección del secretario general y, por otro, el congreso federal», reflexiona Carlos González.

«Entiendo que lo razonable es que se haga una lista a poder ser consensuada y que se elabore en función de la representatividad del domingo», apunta Alejandro Soler, que está convencido de que habrá «diálogos y conversaciones esta semana» y de que, al final, «no confrontaremos», señala.

Pero los cercanos a Soler saben que hoy por hoy tienen la sartén por el mango y si el equipo de González no se aviene a un acuerdo, sin dudarlo, sacarán su propia lista y será la militancia «de manera secreta y responsable», en palabras de una voz autorizada del PSOE, la que decida entre dos o más listados. Si fuera así, la fragmentación de la agrupación volvería a quedar en evidencia.

En cualquier caso, lo previsto es que los sanchistas aporten ocho delegados y los susanistas cuatro o cinco, en función de si se acepta dar cabida a alguna representación de los de Patxi López, algo bastante probable.

Una lista que «refleje el sentir de la militancia», según Carlos González, es lo que todo apunta que ocurrirá. Pero no será fácil. Algunas voces aún reprochan al secretario general que se haya posicionado tan claramente estos días en favor de Susana Díaz utilizando, a su juicio, el aparato del partido (cabe recordar la comida en Elche a José Luis Rodríguez Zapatero casi a la misma hora que Odón Elorza acudía a la sede de General Cosidó en un acto de apoyo de Pedro Sánchez en ausencia prácticamente de todo el aparato local).

Autocrítica

«La autocrítica siempre es necesaria y buena, pero también hay que saber en qué plano nos encontramos. Cualquier militante, ante un proceso de primarias, tiene el derecho de posicionarse con libertad, desde el más antiguo hasta el más nuevo incorporado al censo. En esa dinámica de un partido democrático, quienes tenemos cargo orgánico tenemos la misma libertad que cualquier militante, ni más ni menos», respondía de forma serena el secretario general a esas críticas. La tensión dramática, aunque se niegue, está ahí. Unos esperaban la llamada de los otros para empezar a confeccionar el listado del consenso o del desencuentro. Y así fue: desde la ejecutiva se llamó a los de Soler y, en principio, «todo está bien encaminado», afirman distintas personalidades socialistas.

«Una vez que ha finalizado el proceso hemos reconocido, en primer lugar, el resultado en las primarias; y, segundo, que el mensaje es trabajar con lealtad para el secretario general y para favorecer la unidad del partido y todos juntos intentar que el PSOE pueda ser la referencia mayoritaria de los hombres y mujeres de izquierdas de este país. Ponernos a su disposición es el mecanismo automático», indica González.

Buena parte de las sensibilidades de la agrupación local coincidían ayer en que es necesaria, por el bien del partido, una lista única. Otras voces, las menos, creen que lo mejor es que haya listas abiertas y que la militancia vote. Esta opción, no obstante, no convence a los partidarios de Soler ni de González.

«Creo que lo que necesita la agrupación, y lo que necesita el partido, después de mucha competencia, es serenidad, sosiego, responsabilidad y generosidad y eso llevado a la práctica en que seamos capaces de entendernos», apunta por último el secretario general ilicitano. Si no pasa nada, hoy mismo el PSOE podría tener su lista única.