Los vecinos y usuarios del Hort del Monjo, en plena ruta del Palmeral, se han encontrado en las últimas semanas con unas nuevas inquilinas que no son nada bienvenidas: las ratas. Su aparición a primera y última hora del día ha llamado la atención de muchos vecinos, entre la desaprobación y la indignación, ya que «no es una imagen nada agradable, sobre todo si vas con niños, paseando al perro, tranquilamente y, de repente, ves cómo las ratas campan a sus anchas», señaló ayer un vecino a este diario. De hecho, fotografiarlas es relativamente fácil. Comiendo junto a las palomas, cruzando los caminos y senderos del huerto... Los residentes dicen que pueden aparecer en cualquier momento.

El mayor temor: «que entren a las casas. Verlas aquí te da rechazo, cierto asco, pero pueden extenderse y llegar a entrar en las viviendas, con la de enfermedades que puede acarrear, por no hablar del susto», señaló otra vecina. Por tanto, piden al Ayuntamiento que «se actúe para desratizar. Sé que ya hace tiempo se puso veneno y demás para que no aparecieran, pero vuelven a salir. Debe haber un nido, porque no es algo puntual, hay varias y casi todos los días es fácil ver alguna por el huerto», apuntó otro de lo vecinos a preguntas de este diario.

La mayor presencia de roedores se da a primeras horas del día, y al caer la noche. Es por esto que muchos usuarios ni siquiera son conscientes de su presencia, «aunque algo había oído, pero yo nunca las he visto. La verdad es que me da un poco de miedo porque venimos aquí los fines de semana con los niños, que son pequeños, y la verdad es que no me gustaría encontrarme con este tipo de sorpresas», señaló por su parte otra pareja.

Cabe destacar que el Hort del Monjo se encuentra dentro de la ruta del Palmeral por los huertos históricos de palmeras de la ciudad. Por tanto, también hubo quien criticó que la proliferación de estos roedores, junto a las carencias de mantenimiento que ya denunció este diario hace pocas semanas, contribuya a «afear todavía más la imagen. No podemos vender turismo si lo primero que se encuentra el visitante es una rata paseando por los huertos de palmeras que pretendemos que vean».

Mientras tanto, los roedores serán visibles cada día, y llaman la atención por su excesivo tamaño. A los vecinos también les sorprende el hecho de comparta espacio con palomas y otros animales más habituales en el paraje, «lo que hace que la sorpresa sea aún mayor, porque vas mirando cómo comen las palomas, algunos incluso hasta les echan de comer a propósito, pero de repente ves que las ratas también acuden».

En definitiva, los usuarios piden mayor control de estas plagas y erradicarlas en espacios públicos para el disfrute de los mismos por parte de los vecinos y visitantes. Ya no solo por la imagen estética sino por las consecuencias de lo que puedan portar estos roedores o el posible contacto con niños, animales domésticos o su expansión a las viviendas y a otros huertos cercanos, ya que «todo el mundo sabe la facilidad con la que se reproducen estos roedores y hay que ponerle fin cuando antes», concluye un vecino.