En Europa existe ya una cultura arraigada para mantener vivas las plantas albenticias, o las popularmente conocidas como malas hierbas, como un elemento más del paisaje urbano que no tiene porqué aniquilarse y mucho menos con herbicidas, porque forma parte de la naturaleza más espontánea y es respetada como tal. Sin embargo, en lugares más próximos en el mapa, y en ciudades como Elche, ese planteamiento todavía parece estar muy lejos de ser alcanzado. En el municipio hay ejemplos que tienen que ver con ese respeto a la vegetación espontánea y que se están haciendo un hueco entre los amantes de la agricultura ecológica. Es el caso del huerto de la Cuerna, donde realizan purines de ortiga para tratar las plagas.

Los ecologistas también cuestionan esa cultura que tiene que ver con eliminar las «malas hierbas», porque consideran que, en algunos casos, generan efectos positivos como ofrecer resistencia a la erosión del terreno, cuando hay riadas.

Esas corrientes europeas por muy remotas que parezcan también están sobre la mesa del Ayuntamiento, pero todavía no se ponen en práctica. «Queremos hacer pedagogía con estas plantas tan mal vistas por la gente, deberíamos acostumbrarnos a ellas», señala el concejal de Medio Ambiente, Antonio García.