La Casa de La Festa acoge hoy, a las 18 horas, una conferencia de María Pía Timón, comisaria de la exposición «Inmaterial», junto a Antonio Muñoz, profesor de Sociología de la Comunicación y de la Cultura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. En esta charla detallará la importancia de un tipo de patrimonio que engloba las tradiciones, las expresiones orales, las técnicas artesanales, los rituales, los actos festivos... Una memoria colectiva que, a través de un plan que el Ministerio de Cultura ha diseñado junto a otras administraciones y universidades, se trata de dinamizar para que se mantenga a lo largo del tiempo.

Entonces, ¿qué supondrá exactamente este proyecto para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial?

Es un tema que genera mucha confusión porque la gente, cuando escucha patrimonio inmaterial, se cree que se está haciendo referencia al intangible. Pero no se ciñe simplemente a lo que no se puede tocar. El concepto moderno de la cultura no separa lo material de lo inmaterial. Ni del ámbito donde se desarrolla. La Unesco define patrimonio cultural inmaterial como los usos, expresiones, representaciones, técnicas y conocimientos junto con los instrumentos, los objetos y el espacio que le es inherente. Es un error establecer una barrera entre la acción y la materia.

Y en el Misteri...

Si analizamos La Festa, una maravilla inmaterial, encontramos devoción y conocimiento ligados a la indumentaria y a la propia basílica de Santa María. De hecho, las distintas fuentes documentales señalan que este templo se construyó en función de La Festa. La diferencia entre patrimonio inmaterial y etnológico es que el primero sigue vivo mientras el último puede recoger el legado de comunidades o de tradiciones que ya no están. En este contexto, el plan surge porque nos dimos cuenta de que mucha gente e instituciones no sabían qué era exactamente patrimonio inmaterial. Y que los patronatos, algunas veces, trataban de fosilizar las acciones. En las catedrales la piedra siempre hay que tratar que se mantenga igual pero cuando hablamos de riqueza inmaterial la cosa cambia. Se ha demostrado que, cuando este tipo de patrimonio se ha ido adaptando a los tiempos, se ha mantenido más. El Misteri, por ejemplo, tiene fragmentos medievales antiguos, del siglo XVI, del XIX. Eso hace que perviva porque evoluciona al compás de la sociedad que tiene alrededor.

Como mujer y experta, ¿qué opina sobre el debate que hay en torno a la reintroducción de las mujeres en la Escolanía y en la representación de la Festa?

Es curioso, porque en Madrid calificaron una fiesta de machista pero después, profundizando en ella, te dabas cuenta de que la mujer tenía un protagonismo enorme. Yo he analizado el Misteri y me comentaron los miembros de su Patronato que, cuando exista una gran demanda, por parte del sexo femenino, estarán abiertos a acceder a estas cuestiones. Pero de momento, según me indicaron también, no les ha llegado como algo demasiado generalizado. Yo estoy segura, tal y como se lleva este Patronato, que con el tiempo irán adaptándose e incluyendo la presencia de mujeres en la Escolanía, que sería el primer paso, y en la representación. Están empezando a formar parte pero quizá no tan en primer plano. También hay que tener en cuenta que la Convención de la Unesco dice una cosa importantísima y es que el protagonismo, en las decisiones, deber ser de los portadores. Lo que hay que ver, por lo tanto, es qué mayoría quiere eso. Por lo tanto, el Patronato debe buscar un consenso al respecto.

Desde este plan, ¿se intenta ayudar a colectivos como el de los palmereros a conservar su oficio, que al fin y al cabo es otro de esos bienes inmateriales representados en la exposición del MAHE?

Es un problema que existe en toda España. Nosotros vamos a hacer un análisis, con dinero de 2017, de toda la normativa globalizadora que repercute o altera manifestaciones culturales e inmateriales de nuestro patrimonio. Nuestro propósito es llevar una lista al ministerio competente y que los reales decretos y las normas pasen por Cultura y podamos concretar si inciden o vulneran el patrimonio inmaterial. Con respecto al Palmeral, declarado Patrimonio de la Humanidad, considero que el fallo es que se podrían haber adscrito a esta catalogación todos los oficios tradicionales ligados al mundo de la palmera, tanto al cuidado de cada una de ellas, como a la elaboración de la palma blanca o al mundo de las acequias en los huertos. Pienso que todavía están a tiempo de solicitar ampliar ese expediente y añadir esas labores que deberían contar con un reglamento especial.

Hablando de antiguos oficios, desde el Ministerio de Cultura parece que se le está dando importancia al esparto...

Por supuesto, y, de hecho, queremos presentar una candidatura para que su tradición y sus oficios ligados sean calificado de Bien Inmaterial por la Unesco. Lo vamos a presentar junto al Magreb, donde también hay mucha cultura. Si la hoja con la que se hace el esparto no se quita de su planta, acaba muriendo y ese tipo de vegetación frena la desertización. Por lo tanto, no solo es importante la artesanía que va ligada al esparto sino su papel medioambiental. Las distinciones de la Unesco benefician que se genere demanda de este tipo de material y de los productos derivados, con lo que sus artesanos mantendrían sus empleos.

Estas distinciones suponen también un beneficio turístico. ¿Puede el exceso de visitantes romper, en ocasiones, con la esencia de estos patrimonios?

Estos patrimonios se perciben, sobre todo, por los sentidos. Si en una representación hay demasiadas cámaras de smartphones o de periodistas se puede vulnerar. Yo creo que hay que guardar un equilibrio para no perder la esencia.