Por mucho que haya un macroproyecto de 15 millones de euros encima de la mesa para, entre otras cosas, minimizar los malos olores que genera la planta de basuras de Els Cremats, los vecinos con viviendas cercanas a estas instalaciones están que arden. El incesante hedor que desprende la infraestructura, ahora aún más que ha llegado el calor, ha vuelto a poner a los residentes de varias partidas rurales en pie de guerra.

Desde las partidas de Vallongas, Saladas, Santa Ana, Jubalcoy y la urbanización Buenos Aires han decidido, en la última junta de participación vecinal celebrada esta semana, retomar la lucha para tratar de clausurar la planta de basuras de manera permanente o, por lo menos, temporal.

Uno de los objetivos que ya se plantean es incluso volver a los juzgados para recurrir la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana que rechazó decretar el cierre de estas instalaciones. Alentados por la existencia de un fallo anterior, de este mismo órgano judicial, que en su día dio la razón a los afectados, los vecinos han comenzado a movilizarse al considerar que se incumple el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y que es ilegal.

«No estamos dispuestos a aguantar otro verano más, llevamos días en los que el olor se mete en nuestras casas y tenemos que encender incluso los ventiladores para intentar que se vaya», señala Gregorio Pastor, pedáneo de Vallongas. Con este malestar candente entre los vecinos, hay perjudicados que se plantean también llegar hasta Bruselas si no consiguen el amparo de los juzgados españoles.

Y es que, aunque el problema viene de lejos, nada más y nada menos que desde el año 2000, los vecinos de la serranía ilicitana aseguran que en los últimos años los malos olores llegan a ser más insufribles que antes. Según los afectados, el hedor ha aumentado desde hace algo más de un año, cuando se incorporaron más municipios de la Vega Baja que llevan sus residuos hasta la planta ilicitana. En cifras, las instalaciones gestionan ahora mismo 180.000 toneladas al año procedentes de diez municipios de la provincia. De esta cantidad, 88.000 toneladas pertenecen a Elche y 40.000 toneladas son de Torrevieja.

Una luz en 2019

Después de casi dos décadas, los vecinos próximos al vertedero están más cerca de ver un proyecto que pretende poner solución a sus problemas. Sin embargo, algunos aseguran no soportar más el hedor, y hay quienes no confían en que la obra vaya a mejorar su situación. En este sentido, consideran insuficiente que se vaya a recuperar tan solo un 9% de los residuos, tal y como está proyectado en la reforma a gran escala que impulsa la Diputación. Una obra que, según el planning que maneja el organismo provincial, está prevista que comience a realizarse a finales de este año o principios de 2018, con la finalidad de que pueda estar lista en el ejercicio 2019.

De esta manera, en el vertedero del Consorcio de Basuras del Baix Vinalopó ahora mismo se realiza una recuperación de los residuos por debajo del 3%, tal y como señalaron fuentes municipales. De esta forma, prácticamente todos los desperdicios se entierran. Precisamente, la reducción de los residuos de rechazo y la consiguiente generación de beneficios para el compostaje es otro de los objetivos que tiene el nuevo proyecto, junto a la automatización de los procesos de selección de basura.