Al final de la calle Lepanto de Elche, en la intersección de las calles Ruperto Chapí y Jorge Juan, es frecuente encontrar, en las horas centrales de la mañana, a un grupo de personas jubiladas, y también a algunas de sus cuidadoras, arremolinadas en torno a uno de los bancos, mientras el otro existente está habitualmente vacío. El motivo: que está al sol y, con las temperaturas que ya avanzan el verano, son pocos los que duran en el banco sin sombra.

El otro banco, en cambio, está saturado y las personas mayores permanecen pegadas al mismo haciendo uso del asiento de sus andadores o de las propias sillas de ruedas, siempre buscando algún hueco bajo la limitada sombra que generan los árboles.

Precisamente, ampliar el espacio de sombra y el número de bancos es lo que reclaman las personas asiduas a este lugar, habituadas desde hace años a acudir a este improvisado punto de debate.

También en ocasiones se trasladan a una esquina próxima que se genera entre los viales Reina Victoria y Gabriel Miró. No obstante, en este último caso, una poda de los árboles les ha obligado a evitar el lugar, dado que la zona de sombra se ha rebajado sensiblemente, según afirman los propios usuarios de estos espacios públicos.

«Que tengamos algo mejor. Estamos apiñadas», reivindica Antonia Sempere, que se reúne aquí con conocidas desde hace al menos cinco años. Ella, como muchas otras, son vecinas que viven en puntos muy próximos y no tienen muy fácil el poder desplazarse a jardines o parques situados a varios cientos de metros.

También cumpleaños

Natalia Casuriaga, una de las cuidadoras, asegura que en este enclave «se junta muchísima gente. Incluso celebramos cumpleaños», para dar a entender así que alguien debería preocuparse por esta situación, aparentemente de poca importancia, pero que con un simple detalle puede hacer felices a estos mayores.

Gabriela Grau, presidenta de la asociación de vecinos Centro-Avenida País Valenciano, advierte de la edad avanzada de los integrantes de esta barriada y de la ausencia de zonas para reunirse. «Son personas con poca movilidad. Les cuesta moverse, cruzar la calle y la accesibilidad de las aceras también es mejorable», indican desde esta asociación, que reivindica un centro social, para lo cual proponen incluso el antiguo cine Ideal o las Casas de los Maestros, por ejemplo.

En cualquier caso, esta zona de encuentro para las personas mayores también debería contar, según reclaman, con alguna mesa e, incluso, a ser posible, con un panel que tape los seis contenedores ubicados muy cerca. «No huelen mucho porque aquí corre el aire», indican. De hecho, uno de los motivos por los cuales este lugar es tan concurrido en las horas matutinas con la canícula asomando es precisamente por es un área en la que suele correr un ligero viento.

«Estamos amontonados, porque en el suelo no podemos sentarnos. Hacen falta bancos para que nos sentemos los mayores», reclama Francisca Marosi, quien apunta que por las tardes también se encuentran aquí para hablar de lo divino y lo humano. Tras conseguir que en este espacio se instalara una fuente, y también luchar en contra de que un local instalara una terraza, la siguiente reivindicación pasa por conseguir más bancos a la sombra, una iniciativa que podría incluirse en los presupuestos participativos a ejecutar el próximo año, pero que reclaman que se acometa ya, incluso antes de este próximo verano, por su bajo coste, tal y como defienden.