La polémica entre los comerciantes y el equipo de gobierno por el cierre durante los sábados de la Corredora, que cumple un año esta semana, ha llegado también a los usuarios y viandantes del centro de la ciudad, que apuestan por mantener peatonalizado el centro de Elche y rechazan la petición de los establecimientos de trasladar el cierre a los domingos, bajo el argumento de que la apertura al tráfico de la vía incrementa sus ventas. Prácticamente la totalidad de personas consultadas ayer por este diario coincidieron en que la peatonalización de la Corredora invita a «disfrutar de la tranquilidad de un paseo por el centro con los niños, y en familia, sin preocuparse del tráfico». Entre los comerciantes, las opiniones también están divididas, si bien la gran mayoría se mostró partidaria de seguir con la lucha contra el Ayuntamiento para trasladar el cierre a los domingos.

La clausura de la principal vía del centro de la ciudad se hace efectivo desde las 12 del mediodía, y hasta la madrugada. La actividad a primera hora de la mañana es mucho más tranquila que las horas centrales del día, y es a mediodía cuando empieza a registrarse un mayor aumento de viandantes por el centro de la ciudad. Así, es frecuente que el trasiego de gente invada la calzada entre peatones, carricoches, y patinetes eléctricos -cada vez más frecuentes entre los más jóvenes-, y que de otra forma «no podrían circular, ya que la acera se queda pequeña». La presencia de niños también es un factor a tener en cuenta ya que «pueden ir con sus bicicletas o carros de juguete, jugar mientras los padres miramos escaparates o paseamos por La Glorieta, sin preocupaciones», añade una familia.

Sin embargo, los comerciantes defienden que «el simple hecho de saber que el centro está cortado hace que muchos se queden en casa o vayan a otro sitio», y rechazan el argumento de que no se pueda parar ni aparcar en los alrededores ya que «aun así es una vía de paso para acceder a otros lugares de aparcamiento, ya no solo los parkings, sino la zona de la Zapatillera u otras zonas algo más alejadas donde la gente sí aparca para venir hasta aquí», señala una dependienta de una de las tiendas de moda de la Corredora. Otro dependiente de telefonía apunta a que «esa tranquilidad de la que quieren disfrutar los peatones sería más coherente un domingo, cuando sí se convierte el centro en zona de paseo».

Tras la hora de comer la actividad se para de nuevo, hasta media tarde, donde la afluencia de viandantes en el centro vuelve a hacer uso de la totalidad de la vía. Una «tranquilidad» que tan solo es interrumpida por el paso de autobuses urbanos «una buena vía de acceder al centro», señalan los usuarios, y que, conscientes del descuido entre los peatones por el cierre al tráfico, circulan a una velocidad muy reducida, aunque «muchas veces sí te dan un susto, es inevitable», señala otro usuario.